A. LA IMPORTANCIA DE UNA INTERPRETACIÓN CORRECTA
La
doctrina de la santificación adolece de malos entendidos a pesar del hecho de
que la Biblia provee de una revelación extensa acerca de este importante tema.
A la
luz de la historia de la doctrina es importante observar tres leyes de
interpretación.
1. El entendimiento correcto de
la doctrina de la santificación depende de todo lo que la Escritura contenga
con relación a este tema. La presentación escritural de esta doctrina es mucho
más extensiva de lo que parece a aquel que únicamente lee el texto español;
pues la misma palabra original, griega o hebrea, que se traduce «santificar», en
sus diferentes formas, se traduce también «santo», ya sea en forma de
sustantivo o de adjetivo. Por lo tanto, si vamos a contemplar esta doctrina de
las Escrituras en todo su alcance, tenemos que examinar no solo los pasajes
donde aparece la palabra «santificar», sino también aquellos donde se emplea la
palabra «santo» en sus distintas formas. Levítico 21:8 ilustra la similitud de
significado entre las palabras «santo» y «santificar» según el uso de la
Biblia. Hablando de los sacerdotes, Dios dice: «Le santificarás, por tanto,
pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo Jehová
que os santifico.» La misma palabra original, usada cuatro veces en este texto,
se traduce en tres formas diferentes: «santificarás», «santifico» y «santo».
2. La doctrina de la
santificación no puede interpretarse por la experiencia. Solamente uno de los
tres aspectos de la santificación se relaciona con los problemas de la experiencia
humana en la vida diana. Por lo tanto, la enseñanza de la Palabra de Dios no
debe sustituirse por un análisis de alguna experiencia personal. Aun en el caso
de que la santificación estuviese limitada a la esfera de la experiencia
humana, no habría experiencia que pudiera presentarse en forma indiscutible
como ejemplo perfecto, ni habría una explicación humana de esa experiencia que
fuera capaz de describir en su plenitud esa divina realidad. Es la función de
la Biblia interpretar la experiencia, antes que ésta pretenda interpretar la
Biblia. Toda experiencia que viene por obra de Dios debe estar de acuerdo a las
Escrituras.
3. La doctrina de la
santificación debe encuadrarse en el contexto de la doctrina bíblica. El dar un
énfasis desproporcionado a cierta doctrina, o el hábito de buscar toda la
verdad siguiendo solamente una línea de enseñanza bíblica, conduce a serios errores.
La doctrina de la santificación, al igual que cualquier otra doctrina de las Escrituras,
representa y define un campo exacto dentro del propósito de Dios, y puesto que
ella tiende a fines bien determinados, sufre tanto cuando es exagerada como cuando
es presentada en forma incompleta.
B. EL SIGNIFICADO DE LAS
PALABRAS QUE SE RELACIONAN CON LA SANTICACIÓN
1.
«Santificar»,
en sus varias formas, es usada 106 veces en el Antiguo Testamento v 31 veces en
el Nuevo Testamento y significa «poner aparte», o el estado de separación. Tiene
que ver con posición y relación. La base de la clasificación es que la persona
o cosa ha sido puesta aparte, o separada de los demás en posición y relación
delante de Dios, de lo que no es santo. Este es el significado general de la
palabra.
2.
«Santo»,
en sus varias formas, es usado alrededor de 400 veces en el Antiguo Testamento
y 12 veces en el Nuevo Testamento, con relación a los creyentes y dando a entender
el estado de separación o ser puesto aparte, o ser separado de aquello que no es
santo. Cristo fue «santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores». Por
consiguiente, Él estaba santificado.
Pero
hay también algunas cosas que las palabras «santo» y «santificar», en su uso
bíblico, no implican.
a)
No
implican necesariamente Ia impecabilidad, pues leemos de «gente santa>>, «sacerdotes
santos>>, «profetas santos>>, «apóstoles santos>>, «hombres
santos>>, «mujeres santas>>, hermanos santos>>, «monte santo»
y <templo santo>>. Ninguno de ellos estaba sin pecado delante de Dios.
Eran santos de acuerdo a alguna norma que constituya la base de su separación
de otros. Aun los cristianos de Corinto, quienes estaban cometiendo una gran
falta, fueron llamados santos. Muchas cosas inanimadas fueron santificadas, y
éstas no podían estar relacionadas con el problema del pecado.
b)
La
palabra «santo» no implica necesariamente finalidad. Todas las personas que mencionamos
en el punto anterior fueron llamadas repetidamente a unos niveles más altos de
santidad. Ellas fueron apartadas una y otra vez. Las personas o cosas llegaban a
ser santas cuando eran apartadas para un propósito santo. Así fueron ellas santificadas.
3.
«Santo»
se usa con relación a Israel cerca de cincuenta veces y con relación a los creyentes
alrededor de sesenta y dos veces; se aplica solo a personas y tiene que ver con
su posición ante Dios. En este caso, la palabra no se asocia con la clase de
vida de los creyentes. Ellos son santos porque han sido particularmente
separados en el plan y propósito de Dios. Son santos porque han sido
santificados.
En
varias epístolas (Ro. 1:7; 1 Co. 1:2) los creyentes son identificados como
aquellos que son «llamados a ser santos». Esto es muy engañoso; las palabras
«llamados a ser» deberían omitirse. Los cristianos son santos mediante el
llamado de Dios. Los pasajes antes citados no están anticipando un tiempo
cuando los hijos de Dios llegarán a ser santos. Ellos ya están santificados,
apartados y, por consiguiente, ya son santos.
La
santidad no es algo progresivo. Cada persona nacida de nuevo es tan santa en el
instante de su salvación como lo será en el tiempo futuro y en la eternidad. La
iglesia, la cual es el cuerpo de Cristo ha sido llamada a apartarse, a formar
un pueblo separado; ellos son los santos de esta dispensación. De acuerdo al
uso de estas palabras, todos ellos están santificados. Todos ellos son santos.
Debido a que ignoran la posición que tienen en Cristo, muchos cristianos no
creen que ellos son santos. Entre los títulos que el Espíritu da a los hijos de
Dios, solo hay uno que se usa más que el de santos. Los creyentes son llamados
«hermanos» 184 veces, «santos» 62 veces y «cristianos» solamente 3 veces.
C. LOS MEDIOS DE
SANTIFICACIÓN
1. Por causa de su infinita santidad
Dios mismo —Padre, Hijo y Espíritu—es eternamente santificado. Él está puesto
aparte y separado de todo pecado. Él es santo. El Espíritu es llamado Espíritu
Santo. Él es santificado (Lv. 21:8; Jn. 17:19).
2. Dios “Padre, Hijo y
Espíritu” santifica a otras personas.
A) El Padre santifica (1 Ts.
5:23).
B) El Hijo santifica (Ef. 5:26;
He. 2:11; 9:12, 14; 13:12).
C) El Espíritu santifica (Ro.
15:16; 2 Ts. 2:13).
D) Dios el Padre santificó al
Hijo (Jn. 10:36).
E) Dios santifico a los
sacerdotes y al pueblo de Israel (Ex. 29:44; 31:13).
F) La voluntad de Dios es
nuestra santificación (1 Ts. 4:3).
G) Nuestra santificación de
parte de Dios se efectúa: por medio de nuestra unión con Cristo (1 Co. 1:2,
30); por la Palabra de Dios (Jn. 17:17; cf. 1 Ti. 4:5); por la sangre de Cristo
(He. 9:13; 13:12); por el cuerpo de Cristo (He. 10:10); por el Espíritu (1 P.
1:2); por nuestra propia elección (He. 12:14; 2 Ti. 2:21, 22); por la fe (Hch.
26:18).
3. Dios santifica días, lugares
y cosas (Gn. 2:3; Ex. 29:43).
4. El hombre puede santificar a
Dios. Esto puede hacerlo al poner a Dios aparte en el pensamiento como un Ser santo.
Santificado sea tu nombre> (Mt. 6:9). Sino santificad a Dios el Señor en
vuestros corazones (1 P. 3:15).
5. El hombre puede santificarse
a sí mismo. Muchas veces Dios llamó a los israelitas a que se santificaran a sí
mismos. Él nos exhorta: «Sed santos porque yo soy santo.» También: «Así que, si
alguno se limpia de estas cosas [vasos de deshonra e iniquidad], será
instrumento para honra, santificado, útil al Señor» (2 Ti. 2:21). La auto santificación
se puede realizar solamente por los medios divinamente provistos. Los cristianos
son exhortados a presentar sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y agradable
a Dios (Ro. 12:1). Se les exhorta a salir de en medio de los hombres y apartarse
de ellos (2 Co. 6:17). Teniendo estas promesas, ellos deben limpiarse «de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de
Dios> (2 Co. 7:1). «Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los
deseos de la carne» (Ga. 5:16).
6. El hombre puede santificar a
personas y cosas. «Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la
mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serian
inmundos, mientras que ahora son santos (santificados» (1 Co. 7:14). Moisés
santificó al pueblo (Ex. 19:14). «Y santificaron la casa de Jehová» (2 Cr. 29:17).
7. Una cosa puede santificar a
otra. «Porque ¿Cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?» «¿Cuál
es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?» (Mt. 23:17, 19).
En esta
limitada consideración de las Escrituras sobre el tema de la santificación y la
santidad se hace evidente que el significado de la palabra es separar con un
propósito santo. Lo que es puesto aparte no siempre es purificado. A veces, lo
que es separado puede participar del carácter de santidad, y en otras ocasiones
esto es imposible, como cuando se trata de cosas inanimadas. Sin embargo, una
cosa que en sí misma no puede ser santa ni tampoco no santa, es tan santificada
cuando Dios la separa como lo es una persona cuyo carácter moral puede ser
transformado. También es evidente que, cuando estas cualidades morales existen,
la limpieza y purificación son requeridas, aunque no siempre (1 Co.7:14).
D. LOS TRES ASPECTOS
PRINCIPALES DE LA SANTIFICACIÓN
Aunque
el Antiguo Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina de la santificación,
especialmente relacionada con la ley de Moisés e Israel, el Nuevo Testamento
proporciona una clara visión de los principales aspectos de la santificación.
El
Nuevo Testamento considera tres divisiones de la doctrina:
1) santificación posicional,
2) santificación experimental,
3) santificación final.
1. La santificación posicional
es una santificación y una santidad que se efectúa por Dios a través del cuerpo
y la sangre derramada de nuestro Señor Jesucristo. Los creyentes han sido
redimidos y purificados en su preciosa sangre; se nos han perdonado todos
nuestros pecados y hemos llegado a ser justos por medio de nuestra identificación
con Él; justificados y purificados. Ellos son los hijos de Dios. Y todo esto indica
una separación y clasificación profunda y eterna, por medio de la gracia salvadora
de Cristo. Esta basada sobre los hechos de una posición que son una verdad para
cada cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente santificado
y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene otra relación con la vida
diana del creyente que la de poder inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a
las Escrituras, la posición del cristiano en Cristo es el incentivo más
poderoso para una vida de santidad.
Las grandes epístolas doctrinales observan este
orden. Declaran primero las maravillas de la gracia salvadora, y entonces
concluyen con una exhortación a los creyentes para que vivan de acuerdo a la
nueva posición que Dios les ha concedido (cf. Ro. 12:1; Ef. 4:1; Col. 3:1). No
hemos sido aceptos en nuestros propios méritos; somos aceptados en el Amado. No
somos justos en nosotros mismos: Él ha sido hecho nuestra justicia. No somos
redimidos en nosotros mismos, sino que Cristo ha venido a ser nuestra redención.
No somos santificados posicionalmente por la clase de vida que diariamente estamos
viviendo; sino que Él nos ha sido hecho nuestra santificación. La santificación
posicional es tan perfecta como Él es perfecto. Del mismo modo como Él ha sido
puesto aparte, nosotros, los que estamos en Él, hemos sido puestos aparte.
La santificación posicional es tan completa para el
más débil como para el más fuerte de los santos. Depende solamente de su unión
y posición en Cristo. Todos los creyentes son considerados como « dos santos».
Y también como «los santificados» (nótese Hch. 20:32; 1 Co. 1:2; 6:11; He.
10:10, 14; Jud. 1). La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes
están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1
Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa (1 Co. 5:1- 2;
6:1-8), y, sin embargo, dos veces se dice que ellos habían sido santificados (1
Co.1:2; 6:11).
Por su posición, entonces, los cristianos son
correctamente llamados «los santos hermanos», y «santos». Ellos han sido
«santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez (He.
10:10), y son «nuevos hombres» creados «conforme a Dios en justicia y en
santidad de verdad» (Ef. 4:24). La santificación posicional y la santidad
posicional son santificación y santidad «verdaderas». En su posición en Cristo,
el cristiano es justo y acepto delante de Dios para siempre. Comparado con
esto, ningún otro aspecto de esta verdad puede tener igual importancia. Sin
embargo, no debe concluirse que una persona es santa o santificada solo porque
se diga que está en una posición santa o de santificación.
Aunque todos los creyentes están posicionalmente
santificados, no hay referencias en las Escrituras a su vida diaria. El aspecto
de la santificación y la santidad de la vida diaria se encuentra en un conjunto
muy diferente de porciones de la Escritura que pueden asociarse bajo el tema de
la santificación experimental.
2. La santificación
experimental es el segundo aspecto de la doctrina en el Nuevo Testamento y
tiene que ver con la santificación como una experiencia para el creyente. Así
como la santificación posicional está absolutamente desligada de la vida diaria,
así la santificación experimental está absolutamente desligada de la posición
en Cristo. La santificación experimental puede depender: a) del grado de
rendición del creyente a Dios, b) del grado de separación del pecado, c) del
grado del crecimiento espiritual.
A) La
santificación experimental es el resultado de la rendición a Dios. La completa dedicación
de nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional: «Así que, hermanos, os ruego
pon las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio
viva, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional» (Ro. 12:1).
Hacienda esto, el cristiano es puesto aparte pan su propia elección. Esta es
una voluntaria separación para Dios y es un aspecto importante de la
santificación experimental. «Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y
hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación» (Ro. 6:22).
Lo mismo que en el caso de la justificación y del
perdón, la santificación no se puede experimentar como sentimiento o emoción.
Una persona puede disfrutar de paz y tener plenitud de gozo por creer que él
está puesto aparte para Dios. Así también, par el hecho de rendirse a Dios, se
hace posible una nueva plenitud del Espíritu, que produce bendiciones antes no
conocidas. Esto puede suceder gradual a súbitamente. Peno en todo caso no es la
santificación lo que se experimenta; es la bendición del Espíritu realizada a
través de la santificación o de una separación para Dios.
B) La
santificación experimental es el resultado de la liberación del pecado. La
Biblia toma en cuenta los pecados de los cristianos de una manera completa. No
enseña solamente que los que no tienen pecado son salvos; pon el contrario,
existe una exacta consideración de ellos y una abundante provisión pana los
pecados de los santos.
Esta provisión puede ser preventiva y curativa.
Hay tres provisiones divinas para la prevención del
pecado en el cristiano:
1) La
Palabra de Dios con sus claras instrucciones (Sal. 119:11);
2) el
ministerio actual de intercesión que Cristo realiza desde el cielo (Ro. 8:34;
He. 7:25; cf. Lc. 22:31-32; Jn. 17:1-26); y;
3) el
poder capacitador del Espíritu que mona en el creyente (Ga. 5:16; Ro. 8:4).
Sin embargo, si el cristiano cae en pecado, hay un
remedio provisto por Dios, y es el oficio de abogado defensor que Cristo
realiza desde el cielo en virtud de su muerte expiatoria. Solamente por este
medio pueden ser guardados con seguridad los imperfectos creyentes.
Es imperativo que Dios prevenga el pecado en el caso
de cada hijo suyo, por cuanto mientras el creyente esté en el cuerpo,
conservará su naturaleza caída y será vulnerable al pecado (Ro. 7:21; 2 Co.
4:7; 1 Jn. 1:8). Las Escrituras no prometen la erradicación de esta naturaleza;
en cambio, promete una victoria permanente, momento a momento, por el poder del
Espíritu (Ga. 5:16-23). Esta victoria será realizada cuando se la reclame por
fe y se cumplan las condiciones necesarias para una vida llena del Espíritu.
Jamás se dice que la naturaleza pecaminosa misma
haya muerto. Fue crucificada, muerta y sepultada con Cristo; pero puesto que
esto sucedió hace dos mil años y aún la vemos en acción, la expresión se
refiere a un juicio divino contra la naturaleza pecaminosa que fue ejecutado en
Cristo cuando Él «murió al pecado». No existe una enseñanza bíblica en el
sentido de que algunos cristianos han muerto al pecado y otros no. Los pasajes
incluyen a todos los que son salvos (Ga. 5:24; Cal. 3:3). En la muerte de Cristo
todos los creyentes han muerto al pecado; pero no todos los creyentes han tomado
posesión de las riquezas provistas en aquella muerte. No se nos pide que muramos
experimentalmente, o que pongamos en práctica su muerte; se nos pide que nos
«consideremos» muertos al pecado. Esta es responsabilidad humana (Ro. 6:1-14).
Toda victoria sobre el pecado es en sí misma una
separación hacia Dios y, por lo tanto, es una santificación. Esa victoria
debiera ir en aumento a medida que el creyente se va dando cuenta de su
incapacidad y comienza a maravillarse en el poder divino.
c) La experiencia de la
santificación está relacionada con el crecimiento cristiano. A los cristianos
les falta madurez en la sabiduría, el conocimiento, la experiencia y la gracia.
Se les dice que deben crecer en todas estas cosas, y ese crecimiento debe ser manifiesto.
Deben crecer en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 P. 3:18). Al contemplan
la gloria del Señor como en un espejo, «somos transformados de gloria en gloria
en la misma imagen, coma par el Espíritu del Señor» (2 Co. 3:18). Esta transformación
tendrá el efecto de ponerlos cada vez más lejos del pecado. En ese sentido
serán más santificados.
El cristiano puede ser «irreprensible», aunque no se
puede decir que no tiene faltas. El niño que con mucho trabajo hace sus
primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la tarea realizada, pero su
trabajo no es perfecto. Podemos caminar en la medida completa de nuestro
entendimiento actual; sin embargo, sabemos que no vivimos a la altura de la
mayor luz y experiencia que tendremos mañana. Hay perfección dentro de la
imperfección. Nosotros, siendo tan imperfectos, tan faltos de madurez, tan
dadas al pecada, podemos «permanecen en Él»
3. Santificación definitiva es
aquel aspecto relacionado con nuestra perfección final, y la poseeremos en La
gloria. Por su gracia y par su poder transformador, Él nos habrá transformada
de tal modo “espíritu, alma y cuerpo2 que seremos coma él es, seremos «conformados
a su imagen» Entonces nos hará entrar «perfectos»en la presencia de su gloria.
Su esposa estará libre de toda «mancha y arruga» Par lo tanto, es propia que
nos «abstengamos de toda apariencia de mal. Y el mismo Dios de paz os
santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo» (1 Ts.
5:22-23).
PREGUNTAS
1. ¿Por
qué es necesario tener una comprensión correcta de la doctrina de la santificación?
2. ¿Cuál
es el sentido básico de la santificación en las Escrituras y qué palabras se
usan para expresarla?
3.
¿Cuáles son los peligros de interpretar la doctrina de la santificación por la experiencia?
4. ¿Cómo
se puede relacionar adecuadamente la doctrina de la santificación con otras doctrinas
bíblicas?
5. ¿Hasta
qué punto se menciona en la Biblia la santificación en sus diversas formas?
6.
¿Implica la santificación una perfección total en relación al pecado, a una
decisión de llegar a la santidad?
7. ¿Hasta
qué punto está relacionada la santificación con la calidad de nuestra vida cotidiana?
8. ¿Por
qué la santidad no está sujeta a progresos?
9. ¿En
qué sentido se dice que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo santifican a las personas?
10. ¿En
qué sentido santifica Dios los días, lugares y cosas?
11. ¿En
qué sentido puede un hombre santificar a Dios?
12. ¿En
qué sentido puede un hombre santificarse a si misma?
13. ¿.Es
posible que un hombre santifique personas y cosas?
14. ¿Cómo
puede una cosa santificar a otra cosa?
15. ¿Cómo
se relaciona la santificación a la purificación de un objeto, en sus diversos usos?
16.
¿Cuáles son los tres aspectos importantes de la santificación?
17. ¿Cómo
se efectúa la santificación posicional?
18. ¿Cuál
es la relación entre santificación posicional y vida santa en las epístolas doctrinales?
19. ¿Hasta
qué punto está la santificación posicional inmediatamente completa para cada
hijo de Dios?
20. ¿Cuál
es la diferencia entre santificación experimental y santificación posicional?
21. ¿De
qué factores depende la santificación experimental?
22. ¿Qué
relación han entre la rendición a Dios y la santificación experimental?
23. ¿Qué
relación hay entre la santificación experimental y las emociones?
24. ¿Cuál
es la relación entre la santificación experimental y la liberación del pecado?
25.
¿Cuales son las tres provisiones de Dios para que el cristiano pueda prevenir
el pecado?
26. Hacer
un contraste entre el método divino pana la liberación del pecado con el método
sugerido de la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre.
27. ¿Es
verdadero afirmar que algunos cristianos han muerto al pecado y otras no?
28. ¿Que
significa el mandamiento de que nos «consideremos» muertos al pecado?
29. ¿En
qué forma está relacionada la santificación experimental con el crecimiento cristiano?
30. ¿Cuál
es la diferencia entre afirmar que un cristiano es «irreprensible» y afirmar que
es perfecto?
31. Hacer
un contraste entre nuestra experiencia actual de santificación y nuestra santificación
definitiva en los cielos.
32. Hacer
un contraste entre la posición y estado espiritual actual del creyente y su posición
y estado en el cielo.