A. UNA NUEVA CARACTERÍSTICA DE LA EDAD PRESENTE
Aunque
el Espíritu de Dios estaba con los hombres en el Antiguo Testamento y era la fuente
de sus nuevas vidas y los significados de la victoria espiritual, no hay
evidencia de que todos los creyentes en el Antiguo Testamento tenían al
Espíritu morando en ellos.
Esto se
explica por el silencio en el Antiguo Testamento sobre esta doctrina y por la enseñanza
expresa de Jesucristo, cuando contrasta la situación del Antiguo Testamento con
la edad presente en las palabras «porque mora con vosotros, y estará en
vosotros» (Jn. 14:17). El creyente como morada del Espíritu es una
característica de la edad presente que se repetirá en el reino milenial, pero
que no se encuentra en otro período.
B. LA MORADA UNIVERSAL DEL
ESPÍRITU SANTO EN LOS CREYENTES
Aunque
los cristianos pueden variar grandemente en poder espiritual y en la manifestación
de frutos del Espíritu, la Escritura enseña plenamente que cada cristiano tiene
al Espíritu de Dios morando en él desde el día de Pentecostés. Algunas demoras temporales
de esta experiencia que se ven en algunas ocasiones en Hechos (8:14- 17; 19:1-6)
fueron circunstancias excepcionales, no normales, y debidas al carácter transitorio
del libro de los Hechos. El hecho de su morada está mencionado en tantos pasajes
en la Biblia que no debería ser cuestionado por nadie que reconozca la autoridad
de la Escritura (Jn. 7:37-39; Hch. 11:17; Ro. 5:5; 8:9, 11; 1 Co. 2:12; 6:19- 20;
12:13; 2 Co. 5:5; Gá. 3:2; 4:6; 1 Jn. 3:24; 4:13). Estos pasajes dejan en claro
que antes del día de Pentecostés la dispensación del Antiguo Testamento -en la
cual solamente algunos tenían ese privilegio estaba en vigencia, pero después
de Pentecostés la obra normal del Espíritu ha sido el morar en cada cristiano.
Romanos
8:9 sostiene la morada universal del Espíritu declarando que en la era presente
«si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de El». De igual manera, en Judas
19 a los no creyentes se les describe como «no teniendo el Espíritu». Aun los cristianos
que están viviendo fuera de la voluntad de Dios y están sujetos al castigo de Dios,
sin embargo tienen cuerpos, los cuales son los templos del Espíritu Santo.
Pablo usa este argumento en 1 Corintios 6:19 para exhortar a los corintios
carnales a que eviten los pecados contra Dios, porque sus cuerpos son hechos
santos por la presencia del Espíritu Santo.
Se
declara repetidamente que el Espíritu Santo es un don de Dios, y un don, por su
naturaleza, es algo sin mérito de parte del que lo recibe (Jn. 7:37-39 Hch.
11:17; Ro. 5:5; 1 Co. 2:12; 2 Co. 5:5). De igual manera, el alto nivel de vida
que se requiere de los cristianos que quieren caminar con el Señor presupone la
presencia interna del Espíritu Santo para proveer la capacitación divina
necesaria. Así como los reyes y sacerdotes eran ungidos y puestos aparte para
sus tareas sagradas, de igual forma el cristiano es ungido por el Espíritu
Santo en el momento de la salvación, y por la presencia interna del Espíritu
Santo es puesto aparte para su nueva vida en Cristo (2 Co. 1:21; 1 Jn. 2:20, 27).
El ungimiento es universal, ocurre en el momento de la salvación, y doctrinalmente
es lo mismo que el morar del Espíritu.
La
enseñanza de que uno es ungido en forma subsiguiente a la salvación y que es
una segunda obra de gracia, o que sólo es posible cuando se está lleno del
Espíritu Santo, no es la enseñanza de la Escritura.
C. PROBLEMAS EN LA DOCTRINA
DEL MORAR DEL ESPÍRITU
El
hecho de que cada creyente es morada del Espíritu ha sido a veces desafiado
sobre la base de pasajes problemáticos. De acuerdo a tres pasajes en el Antiguo
Testamento y los evangelios (1 5. 16:14; Sal. 51:11; Lc. 11:13), algunos han
creído que uno que posea el Espíritu puede perderlo. La oración de David (Sal.
51:11) para que no le fuera quitado el Espíritu de Dios, como fue la
experiencia de Saúl (1 5. 16:14), está basada en la vigencia del Antiguo
Testamento. Entonces no era normal que todos le tuvieran consigo morando, y, de
acuerdo a ello, lo que les había sido dado en forma soberana, de la misma
manera podría serle quitado.
Tres
pasajes en los Hechos parecen también implicar un problema en la morada universal
del Espíritu. En Hechos 5:32 se describe al Espíritu Santo como Uno «el cual ha
dado Dios a los que le obedecen». Sin embargo, la obediencia, aquí, es la obediencia
al Evangelio, puesto que la Escritura indica claramente que algunos quienes son
parcialmente desobedientes aún poseen el Espíritu. La demora en administrar el Espíritu
a aquellos quienes oyeron el evangelio a través de Felipe en Samaria fue ocasionada
por la necesidad de conectar esta nueva obra del Espíritu con la de los apóstoles
en Jerusalén. De acuerdo a esto, el dar el Espíritu fue demorado hasta que les
impusieron las manos (Hch. 8:17), pero ésta no era la situación normal, como se
ilustra en la conversión de Cornelio, quien recibió el Espíritu sin la
imposición de manos.
La
situación en Hechos 19:1-6 parece referirse a aquellos quienes habían creído en
Juan el Bautista, pero que nunca habían creído en Cristo. Ellos recibieron el
Espíritu cuando Pablo impuso sus manos sobre ellos, pero otra vez ésta es más
bien una situación anormal que normal y no se ha vuelto a repetir. El
ungimiento en 1 Juan 2:20 (referido como «unción») y en 1 Juan 2:27, si se
interpreta correctamente, se relaciona al acto inicial de morar, más que a una
obra subsiguiente del Espíritu. En cada ocasión de ungimiento en el Nuevo
Testamento, ya sea que se refiera al período antes o después de Pentecostés, el
ungimiento del Espíritu es un acto inicial (Lc. 4:18; Hch. 4:27; 10:38; 2 Co.
1:21; 1 Jn. 2: 20, 27). Así las dificultades en esta doctrina desaparecen con
un estudio cuidadoso de los pasajes en los cuales se plantean los problemas.
D. EL MORAR DEL ESPÍRITU EN
CONTRASTE CON OTROS MINISTERIOS
Dado
que algunas obras del Espíritu acontecen simultáneamente en el creyente en el momento
de su nuevo nacimiento, debe hacerse una cuidadosa distinción entre estas obras
del Espíritu. Por consiguiente, el morar del Espíritu no es lo mismo que la regeneración
del Espíritu, aunque acontecen al mismo tiempo. De igual manera, la regeneración
y el morar del Espíritu Santo no son lo mismo que el bautismo del Espíritu, el
cual será tratado próximamente. El morar del Espíritu no es lo mismo que la plenitud
del Espíritu, puesto que todos los cristianos son morada del Espíritu pero no todos
están llenos del Espíritu. Además, el morar del Espíritu sucede una vez y para siempre,
mientras que la plenitud del Espíritu puede ocurrir muchas veces en la experiencia
cristiana. El morar del Espíritu es, sin embargo, lo mismo que la unción del Espíritu
y el sellamiento del Espíritu.
El
hecho del morar del Espíritu o de su unción es un rasgo característico de esta
era (Jn.
14:17; Ro. 7:6; 8:9; 1 Co. 6: 19-20; 2 Co. 1:21; 3:6; 1 Jn. 2:20, 27). Por
medio del morar del Espíritu el individuo es santificado o apartado para Dios.
En el
Antiguo Testamento el aceite de la unción tipifica a la unción presente por
medio del Espíritu, siendo el aceite uno de los siete símbolos del Espíritu.
1.
Cualquier cosa tocada con el aceite de la unción era, por lo tanto, santificada
(Ex. 40:9-15). De igual manera, el Espíritu ahora santifica (Ro. 15:16; 1 Co.
6:11; 2 Ts. 2:13; 1 P. 1:2).
2. El
profeta era santificado con aceite (1 R. 9:16), de igual forma Cristo era un
profeta por el Espíritu (Is. 61:1; Lc. 4:18), y el creyente es un testigo por
el Espíritu (Hch. 1:8).
3. El
sacerdote era santificado con aceite (Ex. 40:15), igualmente lo fue Cristo en
su sacrificio por medio del Espíritu (He. 9:14), y el creyente por medio del
Espíritu (Ro. 8:26:12:1; Ef. 5:18-20).
4. El rey
era santificado con aceite (1 S.16:12-13), de la misma manera lo fue Cristo por
medio del Espíritu (Sal. 45:7), y el creyente está llamado a reinar por medio
del Espíritu.
5. El
aceite de la unción era para sanidades (Lc. 10:34), sugiriendo la sanidad del
alma en la salvación por el Espíritu.
6. El
aceite hace que la cara brille, lo cual era el aceite del gozo (Sal. 45:7), y
se requería el aceite fresco (Sal. 92:10). El fruto del Espíritu es gozo (Gá.
5:22).
7. En el
mobiliario para el tabernáculo se especifica el aceite para las lámparas (Ex. 25:6).
El
aceite sugiere el Espíritu, el pabilo al creyente como un canal, y la luz el brillo
visible de Cristo. El pabilo debe descansar en el aceite; así el creyente debe caminar
en el Espíritu (Gá. 5:16). El pabilo debe estar libre de obstrucción: así el creyente
no debe resistir el Espíritu (1 Ts. 5:19). El pabilo debe estar arreglado; así
el creyente debe ser limpiado por la confesión del pecado (1 Jn. 1:9).
El
aceite de la santa unción (Ex. 30:22-25) estaba compuesto por cuatro especias añadidas
al aceite como base. Estas especias representan virtudes peculiares que se encuentran
en Cristo. Así, este compuesto simboliza al Espíritu tomando la misma vida y
carácter de Cristo y aplicándola al creyente. Este aceite en ninguna manera
podía ser aplicado a la carne humana (Jn. 3:6; Gá. 5:17). No podía ser imitado,
lo cual indica que Dios no puede aceptar nada sino la manifestación de la vida,
la cual es Cristo (Fil. 1:21). Cada artículo del mobiliario en el tabernáculo
debía de ser ungido y, por consiguiente, apartado para Dios, lo que sugiere que
la dedicación del creyente debe ser completa (Ro. 12:1-2).
E. EL SELLAMIENTO DEL
ESPÍRITU
El
morar del Espíritu Santo se representa como el sello de Dios en tres pasajes en
el Nuevo Testamento (2 Co. 1:22; Ef. 1:13; 4:30). En cada consideración
importante el sellamiento del Espíritu es enteramente una obra de Dios. A los
cristianos nunca se les exhorta a buscar el sellamiento del Espíritu, puesto
que cada cristiano ya ha sido sellado. El sellamiento del Espíritu Santo, por
lo tanto, es tan universal como la morada del Espíritu Santo y ocurre en el
momento de la salvación.
Efesios
1:13 dice: «Habiendo creído en El, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa.» En otras palabras, el creer y el recibir ocurren al mismo tiempo.
No es, por lo tanto, ni un trabajo subsiguiente de la gracia ni una recompensa
por la espiritualidad. Los cristianos efesios fueron exhortados: «Y no
contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de
la redención» (Ef. 4:30). Aun cuando ellos pecaran y contristaran al Espíritu,
sin embargo estaban sellados para el día de la redención, esto es, hasta el día
de la resurrección o transformación, cuando recibieran nuevos cuerpos y ya no
pecaran más.
Como el
morar del Espíritu, el sellamiento del Espíritu no es una experiencia, sino un hecho
para ser aceptado por la fe. El sellamiento del Espíritu es una parte tremendamente
significativa de la salvación del cristiano e indica su seguridad, y que es
propiedad de Dios. En adición a lo anterior, es el símbolo de una transacción terminada.
El cristiano está sellado hasta el día de la redención de su cuerpo y su presentación
en gloria. Tomado como un todo, la doctrina de la presencia moradora del
Espíritu Santo como nuestro sello trae gran seguridad y confortamiento al
corazón de cada creyente que entienda esta gran verdad.
PREGUNTAS
1. ¿Qué
evidencias sostienen la conclusión de que el morar del Espíritu en cada creyente
es una característica distintiva de la edad presente?
2. ¿Qué
pasajes importantes en el Nuevo Testamento enseñan en forma incuestionable la
morada universal del Espíritu Santo en los creyentes?
3. ¿Por
qué la morada del Espíritu Santo es necesaria para el alto nivel de vida espiritual
del creyente?
4. ¿Cómo
puede definirse la unción del Espíritu?
5. ¿Qué
problemas en la doctrina del morar del Espíritu se levantan por medio de tales pasajes
como 1 Samuel 16:14; Salmo 51:11; Lucas 11:13?
6. ¿Cuál
es la explicación de Hechos 5:32 en relación a la morada universal del
Espíritu?
7. ¿Por
qué el dar del Espíritu Santo fue demorado de acuerdo a Hechos 8:17?
8. ¿Cómo
puede ser explicado el problema de Hechos 19:1-6 en relación a la morada universal
del Espíritu?
9. ¿Cómo
puede contrastarse el morar del Espíritu Santo con la regeneración?
10. ¿Cómo
puede contrastarse el morar del Espíritu Santo con el bautismo del Espíritu?
11. ¿Cómo
puede contrastarse el morar del Espíritu con la plenitud del Espíritu Santo?
12. ¿Cómo
el aceite de la unción usado en el Antiguo Testamento tipifica la obra del Espíritu
Santo?
13. ¿Cuál
es el significado de las cuatro especias añadidas al aceite santo de la unción en
el Antiguo Testamento?
14. ¿Cuál
es la relación entre el morar y el sellar del Espíritu?
15.
Explicar el verdadero significado de Efesios 1:13.
16. ¿Cómo
se relaciona el sellamiento del Espíritu con la experiencia espiritual?
17. ¿Cómo
se relaciona el sellamiento del Espíritu con la seguridad eterna?