La interpretación profética ha sido víctima de mucha confusión debido a la teoría sin apoyo bíblico de que los hombres serán todos resucitados al mismo tiempo. Este programa profético simplista ignora los detalles dados en los pasajes proféticos acerca de las diversas resurrecciones. En vez de una sola resurrección general, las Escrituras presentan siete resurrecciones, algunas de las cuales se encuentran en el pasado, otras separadas por largos períodos tales como las resurrecciones que preceden y siguen al reinado de Cristo de mil años. Las Escrituras enseñan claramente que todos serán resucitados a su tiempo y en su lugar y que la existencia humana sigue para siempre. El estudio de las resurrecciones proporciona un importante bosquejo del programa profético relacionado con esta verdad central de la fe y esperanza cristiana.
A. LA RESURRECCION DE
JESUCRISTO
En el
orden de las resurrecciones la primera es la de Jesucristo, anunciada en la profecía
del Antiguo Testamento (como en Sal. 16:9-10), presentada históricamente en los
cuatro evangelios, y tratada teológicamente en el Nuevo Testamento a partir del
libro de los Hechos. Indudablemente la doctrina de la resurrección de Cristo es una
doctrina de importancia central sobre la que descansa toda la fe y esperanza
del cristiano,
como expone extensamente Pablo en 1 Corintios 15. En consideración de los
hechos que apoyan la conclusión de que hay más de una resurrección, es importante
notar que todos deben estar de acuerdo en que la resurrección de Cristo es un
acontecimiento distinto y que ya ha ocurrido.
B. LA RESURRECCION DE LOS
SANTOS EN JERUSALEN
En el
tiempo de la resurrección de Cristo ocurrió una resurrección que fue como una prenda,
según Mateo 27:52- 53. Este pasaje afirma que «en el tiempo de la muerte y resurrección
de Cristo se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían
dormido se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él,
vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos».
En
ningún lugar se da explicación alguna acerca de este suceso fuera de lo común. Aunque
los sepulcros fueron abiertos en el momento de la muerte de Cristo, parece que los
santos mismos no salieron de los sepulcros hasta que Cristo resucitó, porque la
Escritura deja en claro que Cristo es la primicia, el primer resucitado de
entre los muertos
en un cuerpo resucitado que no volverá a ser destruido. En contraste con otras
personas resucitadas, como en el caso de Lázaro, que indudablemente volvió a morir y
volvió a ser sepultado, Cristo resucitó para no volver jamás a un sepulcro.
El
significado probable de la resurrección de santos en el tiempo de la
resurrección de
Cristo, número relativamente pequeño de individuos, puede hallarse en el cumplimiento
de lo tipificado en una ofrenda levítica. La tercera de las fiestas de Jehová
(véase Lv. 23:9-14) incluye una ceremonia en que, al comienzo de la cosecha, los
israelitas debían llevar un puñado de grano no trillado para mecerlo delante de Jehová
y ofrecer los sacrificios adecuados en reconocimiento de sus esperanzas puestas
en la cosecha venidera. La resurrección de santos en Jerusalén en el tiempo de la
resurrección de Cristo constituyó las primicias y demostró que Cristo no estaba solo en
su resurrección, sino que era el precursor de la gran cosecha venidera, de la cual
estos santos eran una muestra.
Aunque
algunos han interpretado las referencias de Lucas como sólo una restauración a la
vida como la ocurrida en el caso de Lázaro, el hecho de que haya ocurrido en el tiempo
de la resurrección de Cristo indicaría una resurrección permanente, e indudablemente
estos santos fueron llevados vivos al cielo después que hubieron cumplido
su misión. En cualquier caso, es otra resurrección histórica que confirma el concepto
de que todas las resurrecciones no pueden reunirse en un solo gran acontecimiento
futuro.
C. LA RESURRECCION DE LA
IGLESIA
Como se
dijo en los estudios de la venida de Cristo por sus santos, y la doctrina del arrebatamiento,
los muertos en Cristo serán resucitados en el tiempo de la venida de Cristo
por los suyos y, junto con los cristianos vivos que serán transformados, se encontrarán
con el Señor en el aire y subirán al cielo. Según 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1
Corintios 15:51-58, tanto los santos resucitados como los trasladados recibirán cuerpos
de resurrección similares al cuerpo resucitado de Cristo (1 Jn. 3:2). La resurrección
de la iglesia es la primera resurrección en gran escala y es precursora de las
demás.
D. LA RESURRECCION DE LOS
SANTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Aunque
el. Antiguo Testamento constantemente supone la doctrina de la resurrección,
como se afirma en Job 19:25-26, por ejemplo, no es esta doctrina un tema de
profecías extensas. Sin embargo, las referencias que se encuentran parecen poner
la resurrección de los santos del Antiguo Testamento en el tiempo de la segunda
venida de Cristo a la tierra y no en el de su venida por sus santos en el arrebatamiento.
Daniel
12 describe la Gran Tribulación en el versículo 1 y la resurrección en el versículo
2 como un suceso inmediatamente posterior y que constituye un clímax en relación
con ella; en este caso, sería claro que los santos del Antiguo Testamento no son
resucitados en el arrebatamiento, sino en el tiempo del establecimiento del reino.
La misma implicación se encuentra en el pasaje de Job, donde la resurrección está
conectada con el tiempo en que el Redentor está en pie sobre la tierra.
En
forma similar, la doctrina de la resurrección presentada en Isaías 26:19-21 relaciona
el despertar de los cuerpos muertos con el momento en que Cristo juzgue al
mundo. También es significativo que la frase particular de «los muertos en
Cristo» sea
usada para describir a los que son resucitados en el arrebatamiento (1 Ts.
4:16).
La
expresión «en Cristo» describe la posición actual de los creyentes en Cristo
debido al
bautismo del Espíritu, que ocurrió por primera vez en Hechos 2 y que no aparece en
relación con los santos del Antiguo Testamento. Aunque habrá intérpretes de las Escrituras
que discrepen de esta posición, e incluirán la resurrección de los santos del Antiguo
Testamento con el arrebatamiento, el peso de la evidencia parece relacionarla
con la segunda venida de Cristo a la tierra. En cualquier caso, todos los santos
del Antiguo Testamento y los de la iglesia serán resucitados antes del milenio.
E. LA RESURRECCION DE LOS
SANTOS DE LA TRIBULACION
Se hace
mención especial de los que murieron como mártires de la tribulación, diciendo
que serán resucitados en conexión con la segunda venida de Cristo para establecer
el reino. En Apocalipsis 20:4 Juan escribe que vio «las almas de los decapitados
por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían
adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes
ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años». Esta afirmación es explícita
en el sentido de que los mártires de la tribulación serán resucitados cuando Cristo
venga a establecer su reino. Apocalipsis 20:5 declara: «Pero los otros muertos no
volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección».
Surge, naturalmente, la pregunta de cómo puede ser ésta la primera resurrección
de los santos del Antiguo Testamento.
La
respuesta es que la expresión «primera resurrección» se refiere a todas las resurrecciones
de los justos aun cuando se encuentren ampliamente separadas por el tiempo.
Todas ellas son primera, esto es, antes que la resurrección final de los impíos.
Consecuentemente, la expresión «primera resurrección» se aplica a todas las resurrecciones
de los santos sin consideración de cuándo ocurrían, incluyendo la resurrección
Cristo mismo.
F. LA RESURRECCION DE LOS
SANTOS DEL MILENIO
Ningún
pasaje de las Escrituras predice la resurrección santos del milenio, y algunos han
sacado la conclusión que los santos que entren en el milenio no morirán Por supuesto,
las Escrituras guardan silencio acerca de un arrebatamiento de los santos vivos
al final del milenio. Estos dos apartados de la profecía no caen dentro de la esfera
de preocupación inmediata de los santos que viven en la actualidad, y la verdad
acerca de ella podrá ser revelada después de la venida de Cristo para establecer
su reino.
Sin
embargo, cabe suponer que algunos santos que sobrevivirán a la tribulación ya serán
de edad avanzada, y en cualquier caso es dudoso si alguien sobrevivirá durante todo el
reinado de mil años. Ni Adán ni los cristianos primitivos lograron vivir mil años.
En consecuencia, se puede suponer que aun los salvados morirán en el milenio aun
cuando la vida de ellos será muy larga.
Según
Isaías 65:20, «no habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no
cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito». Esta
afirmación, por otra parte, indica que la vida será prolongada mucho, esto
es, que a la edad de 100 años una persona será todavía joven. En el milenio,
los creyentes
que sean viejos cumplirán sus años, con lo que se quiere decir que alcanzarán
una edad muy avanzada. En contraste, la persona que muera de 100 años será
porque es pecador, y la muerte le vendrá como un juicio.
Subsiste
la evidencia de que en el milenio habrá santos que morirán y que serán resucitados
al final del reinado milenial. Sin embargo, esta doctrina no está fundada sobre
un pasaje específico de las Escrituras, pero es probablemente la mejor explicación.
Al mismo tiempo que sean resucitados los santos del milenio serán arrebatados
los santos que estén vivos, esto es, serán llevados de la tierra sin morir, del
mismo modo que la iglesia cuando fue arrebatada. Esto será en preparación para la
destrucción de la tierra y los cielos que ahora son.
G. LA RESURRECCION DE LOS
IMPIOS
La
resurrección final está relacionada solamente con los impíos. Según Apocalipsis 20:11-15,
en conexión con el juicio del gran trono blanco, todos los muertos que no hayan
resucitado antes serán resucitados y comparecerán ante Dios para ser juzgados.
Esta es la resurrección final antes de la creación de los nuevos cielos y la nueva
tierra. Los detalles de este juicio serán considerados en un capítulo
posterior.
Resumiendo,
las Escrituras claramente enseñan que todos los hombres resucitarán. Como lo
resume Daniel: «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados,
unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua» (12:2).
Aunque los hombres mueren, todos resucitarán, pero las resurrecciones no serán
las mismas. La resurrección de vida es una gloriosa resurrección en que los cuerpos
de los creyentes serán conformados al cuerpo de resurrección de Cristo.
Sin
embargo, la resurrección de condenación es un espectáculo terrible. Los hombres recibirán
cuerpos que les durarán para siempre, pero cuerpos que son pecaminosos y sujetos
al dolor y el sufrimiento. Como el diablo y sus ángeles, existirán para siempre en el
lago de fuego. Este hecho conmovedor ha hecho que los hombres lleven el evangelio
hasta los fines de la tierra a fin de que la mayor cantidad posible de personas
pueda ser arrebatada del fuego (Jud. 23) y sea liberada de la ira de Dios que
ciertamente vendrá sobre los impíos. Sin embargo, para el justo la doctrina de
la resurrección
es la base de nuestra esperanza, y aunque la última generación de la iglesia
será arrebatada sin morir, para la gran mayoría del mundo la resurrección de la
tumba ha sido el método divino para transformar un cuerpo que era para la
tierra en un
cuerpo adecuado para su gloriosa presencia.
PREGUNTAS
1.
¿Resucitarán de entre los muertos todos los que mueran?
2. ¿Quién
es la primera persona en ser resucitada de entre los muertos?
3.
Explicar la resurrección mencionada en Mateo 27:52-53.
4.
Describir la resurrección de la iglesia.
5. ¿Qué
evidencia apoya la conclusión de que los santos del Antiguo Testamento resucitarán
en el tiempo de la venida de Cristo a la tierra?
6. ¿Qué
revela la Escritura acerca de la resurrección de los santos de la tribulación?
7.
¿Morirán los santos en el milenio?
8. ¿Qué
les ocurrirá a los santos que estén vivos al final del reino milenial?
9.
Describir la resurrección de los impíos.
10. Hacer
un contraste entre los cuerpos de resurrección de los salvados y de los perdidos.
11. ¿Por
qué la doctrina del castigo eterno constituye un motivo que impele a predicar
el evangelio a toda criatura?