A. EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO
Probablemente
ninguna otra doctrina del Espíritu Santo ha creado más confusión que el bautismo
del Espíritu. Mucho de esto se deriva del hecho de que el bautismo del Espíritu
comenzó al mismo tiempo en que ocurrían otras grandes obras del Espíritu, tales
como la regeneración, la morada y el sellamiento. También en algunas ocasiones el
bautismo del Espíritu y la plenitud del Espíritu ocurren al mismo tiempo. Esto
ha guiado a algunos expositores a hacer sinónimos de estos dos acontecimientos.
El conflicto en la interpretación, sin embargo, se resuelve si uno examina
cuidadosamente lo que la Escritura dice con relación al bautismo del Espíritu.
En total hay once referencias específicas al bautismo del Espíritu en el Nuevo
Testamento (Mt. 3:11; Mr. 1:8; Lc. 3:16; Jn. 1:33; Hch. 1:5; 11:16;
Ro. 6:1-4; 1 Co. 12:13; Gá. 3:27; Ef. 4:5; Col. 2:12).
B. EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU
SANTO ANTES DE PENTECOSTÉS
Al
examinar las referencias en los cuatro evangelios y en Hechos 1:5, se aclara
que el bautismo del Espíritu es considerado en cada caso como un acontecimiento
futuro, el cual nunca había ocurrido previamente. No hay mención del bautismo
del Espíritu en el Antiguo Testamento, y los cuatro evangelios se unen con
Hechos 1:5 en anticipar el bautismo del Espíritu como un evento futuro. En los
evangelios, el bautismo del Espíritu se presenta como una obra la cual Cristo
hará por medio del Espíritu Santo como su agente, como, por ejemplo, en Mateo
3:11, donde Juan el Bautista predice que Cristo «Os Bautizará En Espíritu Santo Y Fuego».
La
referencia al bautismo por fuego parece hacer alusión a la segunda venida de
Cristo y los juicios que ocurrirán en ese tiempo, y también se menciona en
Lucas 3:16, pero no en Marcos 1:8 o en Juan 1: 33. A veces la intervención del
Espíritu Santo se expresa por el uso de la preposición griega en, como en Mateo 3:11, Lucas 3:16 y Juan
1:33. Ya sea que la preposición se use o no, el pensamiento es claro en cuanto
a que Cristo bautizó por el Espíritu Santo. Algunos han tomado esto como algo
diferente del bautismo del Espíritu del que se habla en Hechos y en las
Epístolas, pero el punto de vista preferible es que el bautismo del Espíritu es
el mismo en todo el Nuevo Testamento.
El
bautismo en cualquier caso es por medio del Espíritu Santo. La norma de la
doctrina es expresada por Cristo mismo cuando Él contrastó su bautismo,
administrado por Juan, con el futuro bautismo de los creyentes por medio del
Espíritu Santo, lo cual ocurriría después de su ascensión. Cristo dijo: «Porque Juan ciertamente
bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro
de no muchos días» (Hch. 1:5).
C. TODOS LOS CRISTIANOS SON
BAUTIZADOS POR EL ESPÍRITU EN LA EDAD PRESENTE
A causa
de la confusión en cuanto a la naturaleza y tiempo del bautismo del Espíritu, no
siempre ha sido reconocido que cada cristiano es bautizado por el Espíritu
dentro del cuerpo de Cristo en el momento de su salvación. Este hecho es
destacado en el pasaje central sobre el bautismo del Espíritu en el Nuevo Testamento
en 1 Corintios 12:13. Allí se declara: «Porque por un solo Espíritu fuimos
todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y
a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu En este pasaje la preposición
griega «en» es traducida
correctamente «por», en lo
que se llama el uso instrumental de esta preposición. Este uso instrumental es
ilustrado por medio de la misma preposición en Lucas 4: 1, donde se dice que
fue «llevado por el Espíritu
al desierto», y por la expresión «por vosotros» en 1
Corintios 6:2, por la expresión «por
medio de El» en Colosenses 1: 16 y por la
frase «en Dios Padre» en Judas
1. El argumento de que la preposición no es usada con respecto a personas en la
Escritura está errado. De acuerdo a ello, si bien es verdad, como se indica en
1 Corintios 2:13, que por el bautismo del Espíritu entramos en una nueva
relación del Espíritu, la enseñanza no es tanto que seamos traídos dentro del
Espíritu como que por medio del Espíritu somos traídos dentro del cuerpo de
Cristo. La expresión «todos nosotros» se
refiere claramente a todos los cristianos, no a todos los hombres, y no de estar
limitada a algún grupo de cristianos en particular. La verdad es más bien que cada
cristiano desde el momento que es salvo es bautizado por el Espíritu dentro del
cuerpo de Cristo. Así, Efesios 4:5 se refiere a «un Señor, una fe, un bautismo».
Mientras
que los rituales del bautismo por agua varían, hay un solo bautismo del Espíritu.
La universalidad de este ministerio se destaca tan por el hecho de que en la Escritura
el cristiano nunca es exhortado a que sea bautizado por el Espíritu, mientras sí
se le exhorta a ser lleno del Espíritu (Ef. 5:18).
D. EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU
DENTRO DEL CUERPO DE CRISTO
Por
medio del bautismo del Espíritu se cumplen dos resultados importantes. El
primero, que el creyente es bautizado o ubicado dentro del cuerpo de Cristo;
relacionado esto es la segunda figura del bautismo en Cristo mismo. Estos dos
resultados simultáneos del bautismo del Espíritu son tremendamente
significativos. Por medio del bautismo: del Espíritu el creyente es colocado
dentro del cuerpo Cristo en la unión viviente de todos los creyentes verdaderos
en la edad presente. Aquí el bautismo tiene su significado primario en el hecho
de ser ubicado, iniciado, y en que nos ha sido dada una relación nueva y
permanente. Por consiguiente, el bautismo del Espíritu relaciona a los creyentes
con todo el cuerpo de la verdad que se revela en la Escritura concerniente al cuerpo
de Cristo.
El
cuerpo de los creyentes, formado así por el bautismo del Espíritu y aumentado a
medida que los miembros adicionales son añadidos, se menciona frecuentemente en
las Escrituras (Hch. 2:47; 1 Co. 6:15; 12:12-14; Ef. 2:16; 4:4-5, 16; 5:30-32;
Col. 1:24; 2:19). Cristo es la Cabeza de su cuerpo y el Único que dirige sus actividades
(1 Co. 11:3; Ef. 1:22-23; 5:23-24; Col. 1:18). El cuerpo así formado y dirigido
por Cristo también es nutrido y cuidado por Cristo (Ef. 5:29; Fil. 4:13; Col. 2:19).
Una de las obras de Cristo es la de santificar el cuerpo de Cristo en
preparación para su presentación en gloria (Ef. 5: 25-27).
Como
miembro del cuerpo de Cristo, al creyente se le dan también dones o funciones especiales
en el cuerpo de Cristo (Ro. 12:3-8; 1 Co. 12:27-28; Ef. 4:7-16). Siendo colocado
dentro del cuerpo de Cristo por medio del Espíritu Santo, no sólo es segura la unidad
del cuerpo, sin distinción de raza, cultura o fondo social, sino que también es
seguro que cada creyente tiene su lugar y función particulares y su oportunidad
para servir a Dios sin el armazón de su propia personalidad y dones. El cuerpo
como un todo es «unido
entre sí» (Ef. 4: 16); esto es, aunque los
miembros difieran, el cuerpo como un todo está bien planeado y organizado.
E. EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU
EN CRISTO
En
adición a su relación con respecto a los otros creyentes en el cuerpo de
Cristo, el que es bautizado por el Espíritu tiene una nueva posición en cuanto
a estar en Cristo. Esto fue anticipado en la predicción de Juan 14:20, donde
Cristo dijo la noche antes de su crucifixión: «En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi
Padre, y vosotros
en mí, y yo en vosotros.» La expresión «vosotros en mí» anticipaba
el futuro bautismo del Espíritu.
Como
consecuencia de que el creyente está en Cristo, es identificado en lo que
Cristo hizo en su muerte, resurrección y glorificación. Esto se presenta en
Romanos 6:1-4, donde se declara que el creyente es bautizado en Jesucristo y en
su muerte, y si lo es en su muerte, está sepultado y resucitado con Cristo.
Esto ha sido tomado a menudo para representar el rito del bautismo por agua,
pero en cualquier caso también representa la obra del Espíritu Santo, sin la
cual el rito sería carente de significado. Un pasaje similar se encuentra en
Colosenses 2:12. Nuestra identificación con Cristo a través del Espíritu es una
base importante para todo lo que Dios hace por el creyente en el tiempo y la
eternidad.
Dado
que un creyente está en Cristo, él también tiene la vida de Cristo, la cual es compartida
por la cabeza con el cuerpo. La relación de Cristo con el cuerpo como su Cabeza
también se relaciona con la dirección soberana de Cristo de su cuerpo, del mismo
modo como la mente dirige al cuerpo en el cuerpo humano de los creyentes.
F. EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU
EN RELACIÓN CON LA EXPERIENCIA ESPIRITUAL
En
vista del hecho de que cada cristiano es bautizado por el Espíritu en el
momento de su salvación, está claro que el bautismo es una obra de Dios para
ser comprendida y recibida por la fe. Aunque la experiencia espiritual
subsiguiente puede confirmar el bautismo del Espíritu, el bautismo no es una
experiencia en sí mismo. Por ser universal y relacionado con nuestra posición
en Cristo, el bautismo es un acto instantáneo de Dios y no es una obra para ser
buscada después de haber nacido de nuevo.
Se ha
originado mucha confusión por la afirmación de que los cristianos deberían buscar
el bautismo del Espíritu especialmente como se manifestaba en el hablar en lenguas
en la Iglesia primitiva. Mientras que en los tres ejemplos en Hechos (caps. 2,
10 y 19) los creyentes hablaron en lenguas en el tiempo de su bautismo por el
Espíritu, queda claro que esto fue excepcional y relacionado al carácter
transitorio del libro.
En
todos los otros ejemplos donde figura la salvación no hay mención del hablar en
lenguas como algo que acompañe al bautismo del Espíritu.
Más
adelante, es bastante claro que mientras que todos los cristianos son
bautizados por el Espíritu, no todos los cristianos hablaron en lenguas en la
Iglesia primitiva Por lo tanto, el concepto de buscar el bautismo del Espíritu
como un medio de una obra excepcional de Dios en la vida del cristiano es sin
fundamento escritural. Aun la plenitud del Espíritu no se manifiesta en hablar
en lenguas, sino más bien en el fruto del Espíritu, como se menciona en Gálatas
5: 22-23. El hecho es que los cristianos corintios hablaron en lenguas sin
estar llenos del Espíritu.
A veces
se alega un error similar, el cual sostiene que hay dos bautismos del Espíritu,
uno en Hechos 2 y el otro en 1 Corintios 12:13.
Una
comparación de la conversión de Cornelio en Hechos 10-11 con Hechos 2 aclara
que lo que le ocurrió a Cornelio, un gentil, fue exactamente lo mismo que lo
que les había ocurrido a los discípulos en el día de Pentecostés. Pedro dice en
Hechos 11:15-17: «y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos
también, como sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de lo dicho por
el Señor, cuando dijo: «Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis
bautizados con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo
don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que
pudiese estorbar a Dios ?» Considerando que el bautismo del Espíritu coloca al
creyente dentro del cuerpo de Cristo, es, pues, la misma obra de Hechos 2 a
través de la presente dispensación.
El
bautismo del Espíritu Santo es, por lo tanto, importante, puesto que es la obra
del
Espíritu que
nos coloca en una nueva unión con Cristo y nuestros hermanos creyentes, una
nueva posición en Cristo. Es la base para la justificación y para toda la obra
de Dios, la cual presenta al final al creyente perfecto en gloria.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo
distinguiría el bautismo del Espíritu, de la obra del Espíritu en la regeneración,
morada y sellamiento?
2. ¿Cómo
distinguiría el bautismo del Espíritu de la plenitud del Espíritu?
3. ¿Por
qué ha habido confusión entre el bautismo del Espíritu y otras obras del Espíritu?
4. ¿Cuál
es el significado del hecho de que el bautismo en Espíritu en los cuatro evangelios
y en Hechos 1 se mencione como una obra futura?
5. ¿Qué
evidencia puede alegarse respecto a que todos los cristianos son bautizados por
el Espíritu en la edad presente?
6. ¿Por
qué nunca se exhorta a los cristianos que sean bautizados por el Espíritu?
7. ¿Cuál
es el significado de ser bautizado dentro del cuerpo de Cristo?
8. ¿Cómo
indica la figura del cuerpo de Cristo que Cristo dirige la Iglesia?
9. ¿Cómo
presenta la figura del cuerpo de Cristo dones especiales dados a los creyentes?
10. ¿Qué
verdades especiales son presentadas por el bautismo del Espíritu en Cristo?
11. ¿Cómo
se relaciona el bautismo en Cristo a nuestra identificación con El en su muerte,
resurrección y glorificación?
12. ¿Cómo
el bautismo en Cristo sostiene la idea de que compartimos la vida eterna?
13. ¿Por
qué el bautismo del Espíritu no es en sí mismo una experiencia espiritual?
14. ¿Es
necesario el hablar en lenguas para ser bautizado por el Espíritu?
15. ¿Es
necesario hablar en lenguas para ser llenado por el Espíritu?
16. ¿Qué
es lo que está incorrecto en la enseñanza que el bautismo del Espíritu en Hechos
2 difiere del bautismo del Espíritu en 1 Corintios 12: 13?
17.
Resumir la importancia del bautismo del Espíritu como una obra relacionada con nuestra
salvación.