A. EL SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN
La
revelación divina en cuanto a la salvación debería ser dominada por cada hijo
de Dios:
1) puesto que la salvación
personal depende de ello,
2) es el mensaje que Dios ha comisionado
al creyente a proclamar al mundo, y:
3) descubre la completa medida
del amor de Dios.
De
acuerdo a su amplio significado como se usa en la Escritura, la palabra
«salvación» representa la obra total de Dios por medio de la cual Él rescata al
hombre de la ruina eterna y la sentencia del pecado y le confiere las riquezas
de su gracia, incluyendo la vida eterna ahora y en la gloria eternal en los
cielos. «La salvación es de Jehová» (Jon. 2: 9). Por lo tanto, en cada aspecto
es una obra de Dios en favor del hombre, y no es en ningún sentido una obra del
hombre a favor de Dios.
Ciertos
detalles de esta empresa divina han variado de edad en edad. Estamos seguros de
que, comenzando con Adán y continuando con Cristo, aquellos individuos quienes ponen
su confianza en Dios han sido renacidos espiritualmente y hechos herederos de
la gloria en los cielos. De igual manera, la nación de Israel renacerá
espiritualmente de una vez» en el tiempo de la venida del Señor (Is. 66:8).
También
se dice que las multitudes tanto de judíos como de gentiles que vivan en la tierra
durante el reino venidero conocerán al Señor desde el más pequeño hasta el más grande
(Jer. 31:34). Sin embargo, la salvación ofrecida a los hombres en la edad presente
no solamente está revelada más completamente en la Biblia en cuanto a sus detalles,
sino que también excede grandemente cualquier otra obra salva-dora de Dios en
las maravillas que lleva a cabo, puesto que la salvación que se ofrece en la edad
presente incluye cada una de las fases de la obra de gracia de Dios tal como el
morar, el sellar y el bautismo del Espíritu.
B. LA SALVACIÓN COMO EL
REMEDIO DE DIOS PARA EL PECADO
Aun cuando se
hacen ciertas distinciones en la doctrina bíblica del pecado, hay dos hechos
universales que deben considerarse en primer lugar:
1. El pecado es siempre
condenable,
ya sea que lo cometa el salvaje o el civilizado, el no regenerado o el
regenerado. Aunque puede haber diferentes grados de castigo para el pecador (Lc.
12:47-48), todo pecado es invariablemente «pecaminoso» en sí mismo, porque
constituye una ofensa contra la santidad de Dios.
2. El único remedio para el
pecado está en la sangre derramada del Hijo de Dios. Esto es tan cierto cuando
se trata de los que por medio de sacrificios de animales anticiparon la muerte
de Cristo en la cruz, como lo es de aquellos que por fe miran ahora
retrospectivamente hacia el sacrificio del Cordero de Dios.
Si la
pena del pecado puede ser remitida es porque hubo otro que en su carácter de sustituto
satisfizo todas las demandas que la justicia divina tenía contra el pecador. En
el antiguo orden, el pecador no era perdonado sino hasta que el sacerdote había
presentado el sacrificio cruento para expiación, el cual anticipaba la muerte
de Cristo en la cruz (Lv. 4:20, 26, 31, 35; 5:10, 13, 16, 18; 6:7; 19:22; Nm.
15:25-26, 28). Y después que el sacrificio del Hijo de Dios se ha consumado,
prevalece la misma verdad tocante a que su sangre derramada en el Calvario es
la base del perdón para todo pecador. Este es el testimonio de la Palabra de
Dios:«En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia» (Col. 1:14; Ef. 1:7).
La
muerte vicaria de Cristo es infinitamente perfecta en su eficacia redentora, y,
por lo tanto, el pecador que confía en Él es no solamente perdonado, sino
también justificado para siempre (Ro. 3:24). Dios nunca ha tratado el pecado
con lenidad. Al pecador no se le impone ninguna carga por el perdón; pero si es
perdonado se debe tan sólo a que el castigo divino por el pecado cayó con todo
su rigor sobre el Cordero de Dios (1 P.2:24; 3:18).
C. EL PECADO ANTES DE LA
CRUZ Y DESPUÉS DE LA CRUZ
1. Se dice que el método divino de
tratar con el pecado antes de La cruz fue la expiación. Según su uso bíblico,
la palabra «expiación» significa sencillamente «cubrir». «La sangre de los
toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados» (He. 10:4). La
sangre del sacrificio indicaba de parte del que lo ofrecía su reconocimiento
de la justa
pena de muerte impuesta sobre el pecador (Lv. 1:4); y de parte de Dios era una anticipación
de la sangre eficaz que Cristo derramara en la cruz. Por el hecho de simbolizar
la sangre derramada de Cristo, la sangre de la expiación servía para cubrir el pecado
como en un pacto de promesa hasta el día cuando Cristo viniera a tratar en forma
definitiva con el pecado del mundo.
Hay en el Nuevo Testamento dos pasajes que arrojan
luz sobre el significado de la palabra antiguo testamentaria expiación.
A) En Romanos 3:25 la palabra
«remisión» tiene el significado de «pasar por alto», y es en relación con este significado
que se
declara que Cristo demostró en su muerte que Dios había sido justo en pasar por
alto los pecados cometidos antes de la cruz y por los cuales la sangre de los
sacrificios se había vertido. Dios había prometido enviar al Cordero que sería
capaz de quitar el pecado del mundo, y en base de esta gran promesa había
perdonado el pecado antes de la cruz. Por consiguiente, por medio de la muerte
de Cristo quedó plenamente demostrado que Dios ha sido justo en todo lo que Él
ha prometido.
B) En Hechos 17:30 se afirma que Dios
«pasó par alto» los tiempos de esta ignorancia.
2. En Romanos 3:26 se declara
cuál ha sido el método divino de tratar con el pecado después de la cruz.
Cristo ha muerto. El valor de su sacrilegio no es ya un asunto de expectación
que debe tomarse coma un pacto de promesa y simbolizarse par la sangre de las
animales ofrecidos en el altar; la sangre de Cristo ha sida derramada, y ahora
lo único que se demanda de toda persona, sin tomar en cuenta cual sea su grada
de culpabilidad, es que crea en la que la gracia infinita ha consumado para
salvación del pecador. El versículo que tenemos delante revela que los juicios
que pesaban sobre cada pecador Cristo los llevó completamente en la cruz, a fin
de que Dios pudiera permanecer justo, a sea inalterable en su santidad. Aparte
de todo castigo, Él justificará al pecador que tan sólo crea en Jesús.
Como
antes se ha dicho, la palabra expiación, la cual aparece sólo en el Antiguo
Testamento, significa “pasar sobre”, «pasar par alto» y (<cubrir» el pecado;
pera cuando Cristo trató con el pecado en la cruz, Él no solamente lo pasó por
alto o lo cubrió. De su sacrificio infinitamente eficaz se ha dicho: «He aquí
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jun. 1:29; Cal. 2:14; He.
10:4; 1 Jn. 3:5). «Quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero» (1 P.2:24). Cristo no contemporizó con el pecado, ni lo trató
parcialmente en la cruz. El gran problema existente entre Dios y el hombre fue
allí solucionado en tal forma que aun la santidad de Dios quedó plenamente
satisfecha, y la única pregunta que aun permanece en pie es si el hombre está
satisfecho con lo que satisface a Dios. Aceptar la obra que Cristo realizó en el
Calvario por nosotros es creer en Él para salvación del alma.
D. LOS TRES TIEMPOS DE LA
SALVACIÓN
1. El tiempo pasado de la
salvación está revelado en ciertos pasajes los cuales, cuando hablan de la
salvación, se refieren a ella siendo completamente en el pasado, o completada
para el que ha creído (Lc. 7:50; 1 Co. 1:18; 2 Co. 2:15; Ef. 2:5, 8). Tan perfecta
es esta obra divina que del salvado se dice que está salvado para siempre (Jn. 5:24;
10:28, 29; Ro. 8:1).
2. El tiempo presente de la
salvación, el cual será el tema del próximo capítulo, tiene que ver con la
salvación presente del poder del pecado (Ro. 6:14; 8:2; 2
Co. 3:18; Ga. 2:19-20; Fil. 1:19; 2:12-13; 2 Ts. 2:13).
3. El tiempo futuro de la salvación
contempla que el creyente será aún salvo dentro de total conformidad con Cristo
(Ro. 8:29; 13:11; 1 P.1:5; 1 Jn. 3:2). El hecho de que algunos aspectos de la
salvación están aún por ser cumplidos para el que cree no implica que hay
terreno de duda en cuanto a su cumplimiento final; pues en ninguna parte se
enseña que ningún rasgo de la salvación depende sobre la fidelidad del hombre.
Dios es fiel y, habiendo comenzado una buena obra, la perfeccionará hasta el día
de Jesucristo (Fil. 1:6).
E. LA SALVACIÓN COMO LA OBRA
TERMINADA DE CRISTO
Cuando
se contempla la obra de Dios para los hombres perdidos, es importante distinguir
entre la obra acabada de Cristo por todos, la cual está completa en una perfección
infinita, y la obra salvadora de Dios, la cual es aplicada para y en el individuo
en el momento en que el cree en Cristo.
«Consumado
es» es la última frase registrada de Cristo antes de su muerte (Jn. 19:30).
Es
evidente que Él no se estaba refiriendo a su propia vida, su servicio o su
sufrimiento; sino más bien a una obra especial la cual su Padre le había dado
para hacer, la cual ni aun había comenzado hasta que Él estuvo en la cruz y que
fue completada cuando murió.
Esto
era definidamente una obra para todo el mundo (Jn. 3:1ó; He. 2:9), y proveyó redención
(1 Ti. 2:6), reconciliación (2 Co. 5:19) y propiciación (1 Jn.
2:2) para cada hombre.
El
hecho de que Cristo haya muerto no salva a los hombres, pero
provee una base suficiente sobre la cual Dios, en completa armonía con su
santidad, es libre para salvar aún al peor de los pecadores. Estas son las
buenas nuevas las cuales el cristiano está comisionado a proclamar a todo el
mundo. La sangre del Unigénito y amado Hijo de Dios fue lo más precioso delante
de sus ojos; sin embargo, fue el pago para el rescate del pecador. La ofensa
del pecado había separado al pecador de Dios, pero Dios proveyó a su propio
Cordero para quitar el pecado para siempre. Los santos juicios de Dios estaban
contra el pecador a causa de su pecado; no obstante, Cristo fue la propiciación
para el pecado de todo el mundo.
El
hecho de que todo esto esté ya terminado constituye un mensaje el cual se pide
al pecador que crea como el testimonio de Dios. Uno apenas puede creer que
alguien que haya oído este mensaje no haya experimentado un sentido de alivio
de que el
problema del pecado ha sido solucionado de esta manera, y que haya respondido
en un sentido de gratitud a Dios por esta bendición gratuita.
F. LA SALVACIÓN COMO OBRA
SALVADORA DE DIOS
La obra
salvadora de Dios, la cual se cumple en el momento en que uno cree, incluye varias
fases de la obra de Dios en la gracia: redención, reconciliación, propiciación,
perdón, regeneración, imputación, justificación, santificación, perfección, glorificación.
Por medio de ella somos hechos capaces de ser participes de la herencia de los
santos (Col. 1:12), hechos aceptos en el Amado (Ef. 1:6), hechos hijos de Dios (Jn.
1:12), hechos ciudadanos de los cielos (Fil. 3:20), hechos una nueva creación
(2 Co. 5:17), hechos miembros de la familia de Dios (Ef. 2:19; 3:15), hechos
justicia de Dios (2 Co. 5:21), hechos cercanos a Dios (Ef. 2:13) y hechos
completos en Cristo (Col. 2:10). El hijo de Dios ha sido liberado del poder de
las tinieblas y trasladado al reino del amado Hijo de Dios (Col. 1:13), y ahora
posee toda bendición espiritual (Ef. 1:3).
Entre
las maravillosas obras de Dios mencionadas recientemente, la culpa y la pena
del pecado han sido quitadas; puesto que se dice del que es salvo que es
perdonado de todas sus transgresiones y justificado para siempre. Dios no
podría perdonar y
justificar aparte de la cruz de Cristo, pero puesto que Cristo ha muerto, Dios
es capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que vienen a Él por medio de
Cristo Jesús.
G. LA SALVACIÓN EN RELACIÓN
AL PECADO DEL SALVO
1. El perdón de los pecados se cumple
para el pecador cuando él cree en Cristo y es una parte de su salvación. Muchas
cosas que constituyen la salvación son forjadas por Dios en el momento que uno
cree; pero el perdón nunca se recibe por parte del no salvo aparte de la obra
completa de la gracia salvadora sobre la base de creer en Cristo como Salvador.
2. En el trato divino con tos
pecados del cristiano, es sólo la cuestión del pecado lo que se tiene en vista,
y el pecado del cristiano es perdonado, no sobre la base del creer para
salvación, sino sobre la base de la confesión del pecado (1 Jn. 1:9). El efecto
del pecado del cristiano, entre otras cosas, es Ia perdida de la comunión con el
Padre y con el Hijo y el contristar al Espíritu que mora en el. El hijo de Dios
que ha pecado será restaurado a la comunión, gozo, bendición y poder cuando
confiese su pecado.
Mientras
que el efecto del pecado sobre el creyente es la perdida de bendición, la cual puede
ser renovada por medio de la confesión, el efecto del pecado creyente sobre Dios
es un asunto mucho más seno. Pero Si no fuera por el valor de la sangre de Cristo
derramada y de la presente abogacía de Cristo en los cielos (Ro. 8:34; He.
9:24; 1 Jn. 3:1-2), el pecado separaría a los cristianos de Dios para siempre.
Sin embargo, se nos asegura que la sangre es eficaz (1 Jn. 2:2) y la causa del
Abogado es justa (1 Jn. 2:1).
El
santo que peca no se pierde por su pecado, puesto que, aun cuando ha estado en
el momento del pecado, el tiene un Abogado con el Padre. Esta verdad, la cual forma
únicamente las bases en las cuales cualquier cristiano siempre ha sido
mantenido salvo, lejos de animar a los cristianos a que pequen, Se presenta en
la Escritura con el fin de que el cristiano «no peque» 0 «no permanezca en
pecado» (1 Jn. 2:1). La gratitud al Salvador abogado por nosotros en los cielos
debe encauzarnos a dudar seriamente antes de rendirnos a la tentación.
H. LA SALVACIÓN ESTA
CONDICIONADA SOLAMENTE POR LA FE
En unos
115 pasajes del Nuevo Testamento se declara que la salvación del pecador depende
sólo de creer, y en aproximadamente 35 pasajes se dice que depende de la fe, lo
cual es un sinónimo de creer. Creyendo, un individuo ejerce el deseo de confiar
en Cristo. Es un acto del hombre en su totalidad, no solamente de su intelecto
o su emoción. Mientras que el asentimiento intelectual no proviene de la fe
real, y es meramente una motivación de las emociones, por lo
tanto escasa en fe, el creer es un acto definido en el cual el individuo desea
recibir a Cristo por la fe.
En
todas partes la Escritura armoniza con esta abrumadora verdad. Sólo Dios puede salvar
un alma, y Dios sólo puede salvar a través del sacrificio de su Hijo. El hombre
no puede sostener ninguna otra relación para la salvación que creer en el
mensaje de Dios hasta el grado de volverse de sus propias obras para depender
solamente en la obra de Dios a través de Cristo. Creer es lo opuesto a hacer
cualquier cosa; es, en lugar de ello, confiar en otro. Por lo tanto, se viola
la Escritura y toda la doctrina de la gracia se confunde cuando la salvación se
hace depender de cualquier otra cosa que no sea creer. El mensaje divino no es
«cree y ora», «cree y confiesa pecado», «cree y confiesa a Cristo», «cree y sé
bautizado», «cree y arrepiéntete» o «cree y haz restitución».
Estos
seis puntos añadidos se mencionan en la Escritura, y allí tienen su total significado
propuesto; pero si fueran tan esenciales para la salvación como creer, nunca
hubieran sido omitidos de ningún pasaje donde se declara la manera para ser salvo
(notar Jn. 1:12; 3:16, 36; 5:24; 6:29; 20:31; Hch. 16:31; Ro. 1:1ó; 3:22; 4:5,
24; 5:1; 10:4; Ga. 3:22). La salvación es sólo a través de Cristo y, por lo
tanto, los hombres son salvos cuando le reciben como su Salvador.
PREGUNTAS
1. ¿Por
qué un hijo de Dios debe dominar la doctrina de la salvación?
2. ¿Qué
se incluye en la salvación en su más amplia dimensión?
3. ¿Hasta
qué grado la salvación es la misma en cada edad, y hasta qué grado es más completa
en la edad presente?
4. ¿Qué
dos hechos universales se muestran en la Escritura concerniente a la relación de
la salvación del pecado?
5. ¿Cómo
trataba Dios con el pecado en relación con la salvación en el Antiguo Testamento?
6. ¿Cómo
difiere el trato de Dios con el pecado después de la cruz del método del Antiguo
Testamento?
7. ¿Qué
se muestra en los pasajes que tratan con la salvación en el pasado?
8. ¿Cómo
se revela la salvación como una obra presente de Dios?
9. ¿Qué
se contempla cuando la salvación se ve como futura?
10.
Distinguir entre la obra terminada de Cristo y la obra salvadora de Dios
aplicada al individuo cuando este cree.
11. ¿Por
qué es verdad que el hecho de que Cristo haya muerto no salva a todos los hombres?
12. ¿Qué
debe de esperarse como una respuesta de parte del creyente cuando es salvo?
13.
Nombrar algunas de las fases importantes de la obra de gracia de Dios en salvar
a los hombres que están incluidas en palabras doctrinales importantes.
14.
¿Cuáles son algunos de los aspectos de la obra de Dios cumplida cuando un individuo
es salvo?
15. ¿Cómo
se relaciona la salvación con el perdón de los pecados?
10. En el
trato con los pecados del cristiano, qué está incluido en su perdón?
17. Si un
cristiano no confiesa su pecado, ¿qué es lo que pierde?
18. ¿Por
qué la doctrina de que Cristo es nuestro abogado en el cielo puede llevar al cristiano
a vivir una vida de pecado?
19.
Exponga la base escritural que demuestra que la salvación es sólo por la fe.
20. ¿Por
qué el convencimiento intelectual no es evidencia suficiente de una fe real?
21. ¿Por
qué la respuesta emocional es insuficiente para la salvación?
22. ¿Por
qué la fe es un acto del hombre en su integridad, intelecto, sentimientos y voluntad?
23. ¿Por
qué es un error adjuntar ciertas obras al acto de creer?
24.
Explicar el hecho de que las obras son un resultado de creer en la salvación y
no una condición para obtener la salvación.
25.
Explicar lo que el hombre debe hacer para ser salvo.