A. EL ÚLTIMO JUICIO DEL GRAN TRONO BLANCO
Como el
clímax final de la historia humana al final del
reino milenial, las Escrituras registran el gran juicio del
gran trono blanco (Ap. 20:11-15). En contraste con los juicios
previos de los justos, y los diversos juicios de Dios sobre israelitas y
gentiles que
viven en el mundo, éste es el juicio final; en el contexto se puede ver que se refiere
solamente al juicio de los impíos.
B. LA DESTRUCCION DE LOS
CIELOS Y LA TIERRA
Antes
del juicio del gran trono blanco sé declara en Apocalipsis 20:11: «huyeron el cielo y
la tierra; y ningún lugar se encontró para ellos». Cumplida la carrera de la historia
humana, se destruye la antigua creación, como se expresa en Apocalipsis 21:1:
«el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más». 2 Pedro
3:10-12 se refiere a este acontecimiento y describe la dramática destrucción con
estas palabras: «Los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos
ardiendo serán
deshechos, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas» (y. 10). En el
versículo siguiente declara: «todas estas cosas han de ser deshechas» (v. 11); y
en el
versículo 12 estos conceptos se combinan cuando dice: «los cielos,
encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo
quemados, se fundirán». Debido a la destrucción de la tierra y
el cielo actuales, parece que el juicio del gran trono blanco se
realiza en el espacio.
C. LA RESURRECCION DE LOS
IMPIOS MUERTOS
Según
Apocalipsis 20:12, Juan vio «los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios».
Apocalipsis 20:13 agrega: «Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte
y el Hades entregaron los muertos que había en ellos.» Todos los impíos muertos
aquí han sido resucitados y están de pie delante de Dios para ser juzgados. De Juan
5:27 se desprende que el juez será el Señor Jesucristo mismo, porque se afirma
que el Padre «le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre».
D. SE ABRE EL LIBRO DE LAS
OBRAS HUMANAS
Apocalipsis
20:12 declara: «dos libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el
de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras». El versículo siguiente repite este hecho condenador: «según
sus obras». Aquí se expresa el resultado del rechazo de la gracia en términos absolutos.
No hay perdón aparte de Cristo (Hch. 4:12), y los que rechazan la gracia inevitablemente
deben ser juzgados por sus pecados.
Después
de consultar sus obras se examina el libro de la vida en busca de sus nombres.
Ya sea, como algunos creen, que el libro de la vida es sencillamente el registro
de todos los que tienen vida eterna, o como otros sostienen, que es la lista de
todos los que han vivido y de ella se han eliminado los nombres de los
inconversos, el
resultado será el mismo. Si sus nombres no aparecen en el libro de la vida, es
que no han
recibido vida eterna. Se declara que están condenados, y en Apocalipsis 20:14-15
está escrito: «Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la
muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago
de fuego.»
Algunos
de los condenados pueden haber sido relativamente buenos en comparación con
otros que eran comparativamente malos, pero la falta de vida eterna .es el hecho
condenatorio. Todos los que no tienen vida eterna son juzgados sobre la base de sus
obras y del rechazo de Cristo, y son echados al lago de fuego. La tragedia es que,
según las Escrituras, Cristo murió por ellos y por los que son salvos.
Según 2
Corintios 5:19, «Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo, no tomándoles
en cuenta a los hombres sus pecados». En 1 Juan 2:2 se declara que Cristo
es la «propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también
por los de todo el mundo». Los que han sido lanzados al castigo eterno pudieran
haber sido salvos si se hubieran vuelto a Cristo. Su estado de perdición no se debe
a la falta de amor de Dios ni a la falta de disponibilidad de la gracia de
Dios, sino al
hecho de que no han querido creer. Los que nunca han tenido una oportunidad
de oír el evangelio se condenan por el rechazo del testimonio de Dios en el
mundo natural (Ro. 1:18-20). También rechazaron la luz que tenían y son justamente
condenados por su incredulidad. El juicio del gran trono blanco es el triste
final de todos los que no tienen a Cristo como su Salvador y Señor.
PREGUNTAS
1. ¿Qué
diferencia importante se puede ver entre el juicio del gran trono blanco y los juicios
anteriores?
2. ¿Dónde
se celebra el juicio del gran trono blanco, y cómo contrasta esto con los juicios
anteriores?
3.
Describir la destrucción de la tierra actual.
4. ¿Qué
revela la Escritura acerca de la resurrección de los impíos muertos?
5. ¿Cuál
es la base del juicio de los impíos muertos?
6. ¿Cuál
es la tragedia del juicio de los impíos muertos?
7. ¿En
qué sentido constituye un incentivo para ganar almas la revelación del fin de los
perdidos?