En la era actual Dios está dando a conocer su sabiduría y está manifestando su gracia ante las huestes angélicas por medio de la iglesia (Ef. 3:10). En el cielo, la iglesia será por toda la eternidad la ilustración de lo que la gracia de Dios puede hacer (Ef. 2:7). Sin embargo, estrictamente hablando, la comisión divina de la iglesia se entrega más bien a individuos que a un grupo corporativo. Cristo, como cabeza de la iglesia, puede dirigir a cada creyente en los senderos de la voluntad de Dios en armonía con sus dones personales y el plan de Dios para la vida individual. Sin embargo, todo esto está en armonía con el propósito general de Dios para la iglesia en el tiempo actual. En la iglesia como cuerpo, Dios está cumpliendo un propósito divino presente que se está revelando exactamente como fue profetizado en las Escrituras.
A. EL ACTUAL PROPÓSITO
DIVINO EN EL MUNDO.
El
actual propósito divino para esta era no es la conversión del mundo, sino el llamamiento
a todos los que creerán en Cristo, a fin de que salgan del mundo y formen el
cuerpo de Cristo que es la iglesia. Es cierto que el mundo se convertirá y que
habrá un reino de justicia en la tierra; pero, según la Biblia, el día de una
tierra transformada, lejos de ser el resultado del servicio cristiano, no
precederá a la venida de Cristo, sino que vendrá después, y solo será posible
por su presencia y poder inmediatos.
Es después
de ser cortada la Piedra “símbolo del regreso de Cristo” que Dios establece un
reino eterno en la tierra (Dn. 2:44-45). Es después del regreso del Señor y de
la toma de posesión del trono de su gloria que El dice a las ovejas de su mano derecha
que entren en el reino terrenal preparado para ellas (Mt. 25:31-34). Del mismo
modo, es después que se le ve descender del cielo que Cristo reina mil años sobre
la tierra (Ap. 19:11-20:9; cf. con Hch. 15:13-19; 1 Co. 15: 20-25).
Al
anunciar los rasgos peculiares de esta era (Mt. 13:1-50), el Señor hace mención
de tres características principales:
1) El
lugar de Israel en el mundo sería como el de un tesoro escondido en el campo (Mt.
13:44);
2) el mal
continuaría hasta el final de la era (Mt. 13:4, 25, 33, 48); y:
3) serán reunidos los hijos
del reino, comparados con el trigo, la perla de gran precio y los buenos peces
(Mt. 13:30, 45, 46, 48).
De
estas tres características de la era se desprende que el propósito supremo de
Dios para esta edad es la reunión de los hijos del reino. De acuerdo con esto,
se afirma en Romanos 11:25 que la ceguera actual de Israel durará hasta que sea
completada la iglesia (nótese Ef. 1:22-23), hasta el fin de la era de especial
bendición para los gentiles.
De
igual modo, el misterio de iniquidad, el mal, seguirá obrando durante la era actual,
aunque restringido, hasta que el que lo detiene, el Espíritu de Dios, sea quitado
de en medio (2 Ts. 2:7). Como el Espíritu se ira solamente cuando haya completado
el llamamiento de la iglesia, el propósito inmediato de Dios no es la corrección
del mal en el mundo, sino el llamamiento de todo el que crea. Aún falta cumplir
los pactos de Israel (Ro. 11:27), y el mal será desterrado de la tierra (Ap. 21:1);
pero el propósito actual de Dios, y todo evidentemente espera esto, es terminar
de completar la iglesia.
En
Hechos 15:13-19 se da la sustancia del discurso de Santiago al concluir el
primer concilio de la iglesia en Jerusalén. La ocasión de este concilio fue la
necesidad de determinar la cuestión del propósito actual de Dios.
La
Iglesia primitiva estaba compuesta mayormente por judíos, y éstos estaban confundidos
en cuanto a su propia posición nacional a la luz del hecho de que el nuevo
evangelio estaba fluyendo hacia los gentiles. Jacobo sostiene que, según la experiencia
de Pedro en la casa de Cornelio el gentil, Dios está visitando a los gentiles
para tomar de ellos pueblo para su nombre. "Después de esto", dice
Jacobo, el Señor regresará y entonces cumplirá sus propósitos para con Israel y
los gentiles.
La
implicación práctica de todo esto en relación con el tema de este estudio es
que, en la era actual, el creyente individual (y mucho menos la iglesia) no ha
sido puesto para la realización de un programa de mejoramiento mundial; en
cambio, el creyente es llamado a ser testigo de Cristo y de su gracia salvadora
en todo el mundo, y por medio de este ministerio de predicación el Espíritu de
Dios cumplirá el propósito divino supremo de la era.
B. LA FORMACIÓN DE LA
IGLESIA
Cristo
profetizó que El edificarla su iglesia (Mt. 16:18), y el apóstol Pablo comparó
la iglesia con una estructura de piedras vivas que crecen para formar un templo
vivo en el Señor y son edificados para morada de Dios en el Espíritu (Ef.
2:21-22). Del mismo modo, el ministerio del creyente de ganar almas y edificar
el cuerpo de Cristo no continua para siempre, sino "hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Ef. 4:13).
La
"estatura de la plenitud de Cristo no se refiere al desarrollo de hombres
semejantes a Cristo, sino más bien al desarrollo del cuerpo de Cristo hasta su
completa formación (Ef. 1:22-23). El mismo aspecto de la verdad vuelve a ser
anunciado en Efesios 4:16, donde los miembros del cuerpo, como las células
vivas del cuerpo humano, se presentan como Si estuvieran en una actividad incesante
para ganar almas y, por lo tanto, están haciendo crecer el cuerpo.
C. LA COMISIÓN DEL CREYENTE
Cristo
predijo que la siembra que iba a caracterizar a la presente dispensación daría como
resultado que una cuarta parte llegaría a ser trigo (Mt. 13:1-23). Sin embargo,
aunque predicación del evangelio se relaciona con la vida y con la muerte (2
Co. 2:16), el hijo de Dios es comisionado para instar a tiempo y fuera de
tiempo en sus esfuerzos por ganar los perdidos. Ha sido designado para ir por
todo el mundo predicar el evangelio a toda criatura (Mr. 16:15), sabiendo que
la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios Ro. 10:17). También se
afirma en 2 Corintios 5:19 que Dios, que estaba en Cristo reconciliando consigo
al mundo, nos ha entregado la palabra de la reconciliación. "Así que somos
embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os
rogamos en nombre de Cristo: Reconliaos con Dios" (2 Co. 5:20).
Este
ministerio está sobre cada creyente y puede ser ejercido de muchas maneras.
1. El
evangelio puede ser presentado a los inconversos, por medio de ofrendas. Evidentemente,
hay muchos creyentes sinceros que no han despertado a la efectividad de la
acción de dar de su sustancia con este objeto. El mensajero no puede ir a menos
que sea enviado, pero el que lo envía un coparticipe en el servicio y ha
invertido su dinero en bonos que pagarán dividendos eternos.
2. El
evangelio puede ser presentado a los inconversos en respuesta a las oraciones. El
que dijo: "Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré" (Jn. 14:14),
ciertamente enviará obreros a la mies en contestación a las oraciones. Se
prueba fácilmente que no hay ministerio más fructífero para el hijo de Dios que
el de la oración; sin embargo, cuán pocos parecen comprender que las almas se
salvan por medio de ese servicio.
3. El
evangelio puede ser presentado a los inconversos por medio de la palabra hablada.
Puesto que todos han sido comisionados para la realización de esta tarea, es necesario
observar ciertas condiciones imperativas:
A) el
mensajero debe estar deseoso de ser puesto donde el Espíritu lo desee;
B) el
mensajero debiera ser instruido en cuanto a las verdades precisas que
constituyen el evangelio de la gracia que tiene la misión de declarar;
C) el
mensajero debe estar lleno del Espíritu Santo, o le faltará la pasión
propulsora por los perdidos, que es lo único que lo lleva a uno a un servicio
de ganar almas valiente e infatigablemente. "Cuando haya venido sobre vosotros
el Espíritu Santo “dijo Cristo”, me seréis testigos..." (Hch. 1:8). Sin
esta plenitud no habrá disposición para testificar. Pero estando llenos, nada
puede impedir el flujo de la compasión divina (Hch. 4:20).
4. El
evangelio puede ser presentado por diversos medios mecánicos tales como la literatura,
la radio, La televisión y la música sagrada. Sin consideración del medio usado,
la verdad debe ser presentada de tal modo que el Espíritu Santo puede usarla.
5. Indudablemente
el Espíritu Santo usa muchos otros medios en la difusión del evangelio, por
ejemplo, instituciones educacionales donde se preparan predicadores,
La
aviación misionera que sirve para transportar a los hombres que llevan el evangelio,
y la página impresa. Aunque no todos los cristianos estén igualmente dotados
para predicar directamente el evangelio, cada cristiano tiene parte en la responsabilidad
de hacer que el evangelio sea predicado a toda criatura.
PREGUNTAS
1. ¿Qué
papel juega la iglesia en la manifestación de la gracia de Dios?
2. ¿Quién
dirige a cada creyente en el camino de la voluntad de Dios?
3. Hacer
un contraste entre el propósito de Dios en la edad actual y su propósito en el
reino milenial.
4. ¿Qué
es necesario antes de que se convierta el mundo?
5.
Nombrar las tres características principales que constituyen los rasgos
peculiares de esta era según Mateo 13.
6.
¿Cuáles serán algunos de los resultados inmediatos para Israel y el mundo
cuando el actual propósito de Dios para la iglesia sea completado en el
arrebatamiento?
7. Según
Hechos 15, ¿cuál es el orden del programa de Dios para bendecir a los gentiles
y bendecir a los judíos?
8.
Describir el propósito presente de Dios en la edificación de su iglesia.
9. ¿Cuá1
es la comisión actual del creyente?
10.
Nombrar diversos métodos por los cuales el creyente pueda ejercer su privilegio
de extender el evangelio por el mundo.
11.
¿Cuáles son algunas de las condiciones básicas para ser un mensajero efectivo
de Dios?
12. ¿En
qué sentido es cada cristiano responsable de la predicación del evangelio a toda
criatura?