La Biblia es el único libro escrito por inspiración de Dios, en el sentido de que Dios ha guiado personalmente a sus escritores. La inspiración de la Biblia se define como una enseñanza que Dios ha impartido directamente a sus autores y que, sin destruir ni anular su propia individualidad, su estilo literario o intereses personales, Dios ha transmitido en la misma Su completo e íntimo pensamiento, y así ha quedado registrado por sus autores humanos. Al formar las Escrituras, es cierto que Dios empleó a escritores humanos; pero esos hombres, aunque no pudieran haber comprendido todo lo que estaban escribiendo, sin embargo, bajo la guía de Dios y su mano directriz, produjeron los 66 libros que forman la Biblia, en la cual se halla una fascinante continuidad y una constante evidencia de la obra del Espíritu Santo dirigiendo sus plumas.
Por
tanto, aunque escrita por medios humanos, la Biblia es el mensaje de Dios al hombre,
más bien que un mensaje del hombre para su prójimo. Sin importar si las palabras
registradas son las que Dios dictó literalmente, las copias halladas de
antiguos códices y los resultados de la investigación acerca de los autores
humanos, o de sus pensamientos, aspiraciones y temores, demuestran que en cada
detalle Dios guió a esos hombres de tal forma que lo que ellos escribieron fue
precisamente lo que Dios intentó que escribieran, con el resultado, pues, de
que la Biblia es, ciertamente, la Palabra de Dios. Aunque ciertos pasajes de la
Biblia puedan diferir notablemente en su carácter, todas y cada una de las
palabras de la Escritura son igualmente inspiradas por Dios.
La
doctrina de la inspiración, precisamente por ser sobrenatural, presenta algunos
problemas para la comprensión humana. ¿Cómo puede un autor humano, registrando sus
propios pensamientos y sus conocimientos, ser guiado para escribir exactamente
lo que Dios desea que escriba? Precisamente por existir preguntas como ésta, se
han aventurado algunas opiniones, como la de la extensión del control divino
sobre los autores humanos. Existen diversas «teorías de la inspiración», y
todos los intérpretes de la Biblia siguen alguna de tales teorías. La
perspectiva de la inspiración aceptada por el comentarista es el fundamento
sobre el cual están construidas todas las interpretaciones de la Biblia, y por
tal motivo es preciso prestar una cuidadosa atención a la verdadera perspectiva
de la inspiración.
A. TEORIAS DE LA
INSPIRACION
1. INSPIRACIÓN VERBAL Y PLENARIA. En la
historia de la iglesia, la visión ortodoxa de la inspiración ha sido descrita
como verbal y plenaria. Por inspiración verbal se quiere significar que el
Espíritu de Dios fue quien guió la elección de las palabras usadas en los escritos
originales. Sin embargo, la Escritura indica la factura humana. Varios libros
de la Biblia reflejan las características personales del escritor, en estilo y
vocabulario, y con frecuencia sus personalidades están expresadas en sus
pensamientos, opiniones, plegarias o temores. No obstante, aunque son evidentes
los elementos humanos en la Biblia, la doctrina de la inspiración plenaria
sostiene y afirma que Dios lo dirigió, de tal forma que todas las palabras que
fueron usadas, lo fueron igualmente por Dios, e inspiradas por El. Esto se pone
de relieve por el uso de la palabra «plenaria», que significa «completa
inspiración», como término opuesto a los puntos de vista que afirman que sólo
hay una parcial inspiración en la Biblia.
Otras
palabras descriptivas adicionales se añaden con frecuencia para aclarar lo que
es la doctrina ortodoxa. Se declara que la Escritura es infalible en el sentido
de ser precisa e inmune a todo error. También se declara que la Escritura es
inerrable, significando con ello que la Biblia no contiene ningún error, como
declaración de hecho. Aunque la Biblia puede registrar en ocasiones
declaraciones de los hombres que no son ciertas, o incluso palabras de Satanás,
como en Génesis 3:4, en todos esos casos, aunque la declaración atribuida a
Satanás o a los hombres está fielmente registrada, está claro que Dios no
afirma la verdad de tales declaraciones. Al afirmar que la Biblia está verbal y
totalmente inspirada, además de ser inerrable e infalible en sus declaraciones
de la verdad, se sostiene que la guía perfecta y sobrenatural de Dios es
suministrada a toda palabra de la Escritura, de tal forma que la Biblia pueda
ser considerada como una precisa y exacta declaración de la verdad divina.
La
seguridad de la inspiración se aplica, por supuesto, a los escritos originales solamente
y no a las copias, traducciones o anotaciones. Como no existe ningún manuscrito
original, los eruditos se han extendido en gran medida para determinar la precisión
del texto de la Biblia de que ahora disponemos. Para el propósito de enseñar la
verdad, puede presumirse y tenerse por cierto de que nuestras presentes copias
de la Biblia son exactas reproducciones de los escritos originales. Si bien
existen pequeñas variantes en el texto, tales variaciones apenas afectan
cualquier enseñanza de la Biblia y los hallazgos posteriores de manuscritos
tienden a confirmar esta conclusión.
Para
todos los propósitos prácticos, el Antiguo Testamento, escrito en hebreo, y el Nuevo,
redactado en griego, pueden ser aceptados como la verdadera Palabra de Dios y una
auténtica declaración de lo que Dios intentó comunicar al hombre.
2. TEORÍA MECÁNICA O DEL DICTADO. En
contraste con la verdadera doctrina de la inspiración, que permitió a los
autores humanos, con su personalidad, redactar los escritos bajo la dirección
de Dios, algunos han sostenido que Dios realmente dictó la Escritura y que los
escritores de la Biblia actuaron sólo como taquígrafos. Pero si Dios hubiese
dictado la Biblia, el estilo de la redacción y el vocabulario de la Biblia
sería el mismo en toda su extensión. En muchos casos los autores de la
Escritura expresaron sus propios temores y sentimientos, o sus plegarias para
la salvación divina, y de diversas maneras dejaron la impronta de su
personalidad en el registro divino. La oración surgida del corazón de Pablo por
Israel, en Romanos 9:1-3, por ejemplo, habría perdido su significado de haber
sido dictada por Dios.
De
acuerdo, pues, con lo anteriormente expresado, mientras que la inspiración se extiende
a toda palabra de la Escritura, no se desestima la personalidad humana, el estilo
literario o el interés personal. La Biblia afirma la realización humana, al
igual que lo hace con la autoridad divina del Libro. Dios cumplió con exactitud
lo que El quiso al dirigir a los autores humanos que la escribieron, pero sin
el proceso mecánico del dictado. Algunas porciones de la Biblia fueron dictadas
por Dios y así está indicado en el mismo texto sagrado, pero la mayor parte de
la Biblia fue escrita por autores humanos sin evidencia de un dictado directo.
3. LA TEORÍA DEL CONCEPTO. Algunos
han intentado debilitar la completa inspiración de la Biblia y hacen
concesiones a la autoridad humana, diciendo que Dios inspiró el concepto, pero
no las palabras precisas. Esta opinión, no obstante, presenta graves problemas
si se piensa en que los autores humanos sólo entendieron parcialmente lo que
Dios les hubo revelado y, al hacerlo con sus propias palabras, pudieron muy
bien haber introducido errores de consideración en sus escritos.
La
Biblia contradice expresamente la idea de que sólo les fue suministrado el
concepto a sus autores humanos. Una y otra vez se pone énfasis en el sentido de
que las palabras de la Sagrada Escritura han sido inspiradas. La importancia de
las palabras se menciona frecuentemente (Ex. 20:1; Jn. 6:63; 17:8; 1 Co. 2:13).
En anotaciones del Antiguo Testamento se afirma repetidamente también que las
palabras, en sí mismas, están inspiradas por Dios, como sucede en Jn. 10:34-35;
Gá. 3:16; y la frecuente mención de la Biblia como la Palabra de Dios, en Ef.
6:17; Stg. 1:21-23; y 1 P. 2:2. Se pronuncia una solemne condenación sobre
cualquiera que suprima la Palabra de Dios (Ap. 22:18- 19). La teoría del
concepto, pues, no tiene consistencia respecto a que la Escritura haya sido
redactada así; falla enteramente a la luz de lo que la misma Biblia afirma acerca
de la verdadera doctrina de la inspiración.
4. INSPIRACIÓN PARCIAL. Se han
aventurado también otras teorías en el sentido de que sólo parte de la Biblia
es inspirada. Por ejemplo, algunos han afirmado que las porciones reveladas de
la Biblia que se refieren a la verdad divina son precisas y ciertas, pero que
no pueden aceptarse las declaraciones de tipo histórico, geográfico o científico.
Emparejada con la inspiración parcial está la idea de que algunos fragmentos de
la Escritura están más inspirados que otros, y así la verdad y el error se convierten
en cuestión de grado. Esto se aplica, a veces, a lo que es conocido como la «inspiración
mística» o la idea de que Dios ayudó en diversos grados a los autores en lo que
ellos escribieron, pero no dándoles por completo la capacidad de escribir la Escritura
sin error Todas las formas de inspiración parcial dejan la inspiración a juicio
del lector y, en consecuencia, la autoridad de la Escritura se convierte en la
autoridad de la persona que lee la Escritura, no existiendo de tal forma dos
lectores que estén de acuerdo con exactitud respecto a lo que hay de verdad y
lo que no lo es.
5. LA OPINIÓN NEO-ORTODOXA DE LA INSPIRACIÓN. En el
siglo XX se ha aventurado una nueva opinión o punto de vista sobre la
inspiración divina, que comienza con Karl Barth, y que se denomina
neo-ortodoxa. Aunque sin negar necesariamente que existan elementos
sobrenaturales en los escritos de la Escritura, esta opinión reconoce que hay errores
en la Biblia, y de esta forma la Biblia no puede ser tomada literalmente como verdadera.
El neo-ortodoxia sostiene que Dios habla mediante las Escrituras y las utiliza
como un medio para comunicarse con nosotros. De acuerdo con este punto de vista,
la Biblia se convierte en un canal de la revelación divina, de forma muy
parecida al concepto de que una bella flor o un encantador crepúsculo
suministran el concepto de que Dios es el Creador.
La
Biblia, considerada bajo semejante teoría, se hace verdadera sólo cuando es
comprendida, y la evidencia de verdad queda igualmente a juicio del lector
individual. La historia de este punto de vista demuestra que no hay dos personas
que estén exactamente de acuerdo respecto a lo que la Biblia enseña realmente
y, al igual que la inspiración parcial, deja al individuo como autoridad final por
lo que concierne a lo que es verdad y lo que es falso.
6. INSPIRACIÓN NATURALISTA. Esta es la opinión más extrema de
incredulidad y sostiene que la Biblia es igual que otro libro cualquiera.
Aunque Dios haya podido otorgar a sus autores una capacidad fuera de lo común
para expresar conceptos, es, después de todo, una producción humana sin ninguna
guía divina y sobrenatural. La Biblia, sujeta a este concepto, se convierte
simplemente en cualquier otro libro de religión, que expresa antiguos conceptos
y opiniones de experiencia espiritual que han tenido los hombres en el pasado.
Esta opinión destruye cualquier distintiva afirmación respecto a la autoridad
divina de la Biblia y deja sin explicación la maravillosa y real precisión de la
Biblia.
En
última instancia el lector de la Escritura tiene que tomar una postura y hacer
una elección. O bien la Biblia es lo que afirma ser -la Palabra inspirada de
Dios- y un libro en que confiar, como si Dios lo hubiese escrito por sí mismo,
sin autores humanos, o tiene que ser considerada como un libro que no sustancia
sus afirmaciones y no es, ciertamente, la Palabra de Dios. Mientras que pueden
sumarse muchas pruebas en apoyo de la inspiración de la Biblia, la mejor
evidencia se encuentra en el hecho de que la acción del Libro en la Historia
apoya sus propias afirmaciones. Su poder se ha manifestado en las vidas
transformadas de millones de personas que han puesto su confianza en las
palabras y las promesas de la Escritura.
B. EL TESTIMONIO DE CRISTO
El
hecho de que la Biblia está inspirada por el Espíritu Santo está apoyado por
muchas evidencias internas de que es, ciertamente, la Palabra de Dios, y está confirmado
por el poder de la Palabra de Dios para influenciar y transformar a los
hombres. De todas las evidencias, sin embargo, una de las más importantes es el
testimonio de nuestro Señor Jesucristo mismo de que, efectivamente, la Biblia
está inspirada por Dios.
Dondequiera
que Jesucristo cita la Escritura -y El lo hizo con frecuencia- lo hizo como teniendo
la autoridad y el completo reconocimiento de que había llegado a manos de los
hombres por la inspiración del Espíritu Santo.
De
acuerdo con Mateo 5:18, Cristo afirma que ni una jota ni una tilde de la Ley
quedará sin cumplimiento Con esto El expresaba que ni una jota (la letra más
pequeña del alfabeto hebreo) o una tilde (la parte más pequeña de una letra que
pudiese cambiar su significado) habrían de quedar incumplidas. Si la precisión
y la inspiración se extienden a cada una de sus letras, Cristo estaba
obviamente afirmando la inspiración de la totalidad del Antiguo Testamento.
En Juan
10:35 Cristo afirmó que «la Escritura no puede ser quebrantada», no puede fallar.
Una y otra vez el Nuevo Testamento afirma un exacto cumplimiento del Antiguo Testamento,
como en Mateo 1:22, 23 (Mt. 4:14; 8:17; 12:17; 15:7-8; 21:4-5; 42; 22:29;
26:31, 56; 27:9, 10, 35). Estas referencias procedentes del Evangelio de Mateo son
típicas de lo que se difunde por todo el Nuevo Testamento en su totalidad.
Incluso cuando afirma un cambio dispensacional o una modificación de una regla
de vida, la autoridad y la inspiración de las declaraciones originales de la
Escritura no se discuten en absoluto (Mt. 19:7-12).
Las
anotaciones procedentes del Antiguo Testamento se extienden a cualquier sección
importante y con frecuencia son de libros que son los más discutidos por los
críticos liberales, tales como el Deuteronomio, Jonás, y Daniel (Dt. 6:16; cf.
Mt. 12:40; Dn. 9:27; 12:11; cf. Mt. 24:15). Es imposible poner en tela de
juicio la inspiración del
Antiguo
Testamento sin dudar del carácter y veracidad de Jesucristo. Es por esta razón que
la negación de la inspirada Palabra de Dios conduce a la negación del Verbo encarnado
de Dios.
Jesucristo
no sólo afirmó la inspiración y la infalible exactitud del Antiguo Testamento, sino
que El predijo la escritura del Nuevo. De acuerdo con Juan 16:12-13, los
discípulos iban a recibir la verdad procedente del Espíritu Santo después que
Cristo hubiese ascendido a los cielos. Cristo estableció que los discípulos
serían los testigos de la verdad (Mt. 28:19; Lc. 10:22-23; Jn. 15:27; Hch.
1:8). Jesús otorgó a los discípulos autoridad en su pronunciamiento y difusión
de la verdad (Lc. 10:16; Jn. 13:19; 17:14, 18; He. 2:3-4).
Conforme
fue escribiéndose el Nuevo Testamento, sus autores se hallaban conscientes de
que eran guiados por el Espíritu de Dios y libremente afirmaron que el Nuevo Testamento
estaba inspirado al igual que el Antiguo. De la misma forma que David escribió
por el Espíritu (Mt. 22:43), y como el salmista fue inspirado (He. 3:7-11; Sal.
95:7-11), el Nuevo Testamento, en igual forma, afirma su inspiración. En 1 Timoteo
5:18; Deuteronomio 25:4 y Lucas 10:7 se cita la Escritura como igualmente inspirada.
En 2 Pedro 3:15-16 las Epístolas de Pablo están clasificadas como Escritura que
tiene que ser recibida como Palabra de Dios, al igual que toda la demás
Escritura. El Nuevo Testamento obviamente afirma tener la misma inspiración que
el Antiguo.
C. PASAJES IMPORTANTES
SOBRE LA INSPIRACION
Uno de
los pasajes fundamentales sobre la inspiración de la Biblia se encuentra en 2
Timoteo
3:16, donde se afirma: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para reargüir, para corregir, para instruir en justicia.» Por
«Escritura» el apóstol se refiere a las «Sagradas Escrituras» mencionadas en 2
Timoteo 3:15, incluyendo tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. La
expresión «inspirada por Dios» es una palabra que se halla en el Nuevo Testamento
griego, theopneustos, que significa «el aliento de
Dios». Con esto se quiere significar definitivamente que la Escritura procede
de Dios y por este hecho tiene la misma perfección que caracteriza al propio
Dios. Sería absolutamente imposible para Dios el ser el autor del error. La
inspiración se extiende no tanto a los autores como a la Palabra de Dios en sí
misma. En tanto que los autores eran falibles y sujetos a error, el aliento de
Dios insufló a tales autores Su infalible Palabra, dirigiéndoles con Su divino
poder, y lo que está escrito por ellos fue ciertamente la infalible Palabra de
Dios. Y porque es la Palabra de Dios, es provechosa para la doctrina o la
enseñanza, y para reprobación, corrección e instrucción en la justicia.
Una de
las importantes cuestiones que surge con frecuencia es: ¿Cómo pudo Dios inspirar
la Escritura siendo así que, de una parte, permite su factura humana y, de otra,
se produce la inspirada Palabra de Dios sin error? La cuestión de cómo Dios
lleva a cabo un acto sobrenatural es siempre inescrutable; sin embargo, se
puede captar alguna luz sobre el particular en 2 Pedro 1:21, donde, en relación
con una profecía de la Escritura, se declara:
«Porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de
Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.» Tanto si se trataba de profetas
verbales o de profetas que lo pusieron por escrito, la explicación es que ellos
fueron «movidos e impulsados por el Espíritu Santo». La traducción de la
palabra «movido» es la que corresponde a llevar un peso, un cometido. En esta
declaración, pues, los autores humanos son llevados hacia un destino y un
objetivo deseado por
Dios,
de la misma forma que un barco lleva a sus pasajeros hacia su destino final. Aunque
los pasajeros que viajan en un barco tienen una cierta libertad humana y pueden
moverse libremente dentro de la nave, no pueden evitar que, de una forma segura
y decidida, la nave vaya a su destino marcado de antemano.
Si bien
esta explicación no es completa para ilustrar la inspiración, pues su
clarificación está más allá de la comprensión humana, se hace patente que los
autores humanos no quedaron en libertad de cumplir sus propios designios, ni
ejercieron, por tanto, su personal propósito. Dios actuaba dentro de ellos,
insuflándolos Sus pensamientos y utilizándoles como canales adecuados para la
consecución de tal obra. Es indudable que alguna parte de la Escritura estuvo
dictada expresamente por Dios, como, por ejemplo, la entrega de la Ley en Éxodo
20:1-17.
Una y
otra vez el Antiguo Testamento declara que «Dios dijo» (Gn. 1:3). Otra
expresión frecuente es que «llegó la palabra del Señor» a uno de los profetas
(cf. Jer. 1:2; Os. 1:1; Jon. 1:1; Mi. 1:1; Sof. 1:1; Hag. 1:1; Zac. 1:1). En
otras situaciones Dios habló mediante visiones O sueños (Dn. 2:1), o apareció
en forma de visión (Dn. 7:1). Aunque pudieran variar las formas y las circunstancias
de la divina revelación, en todas ellas Dios habla con una perfecta autoridad,
una absoluta precisión y de forma inerrable. Por todo esto, la Palabra de Dios
participa de la misma cualidad de verdad absoluta, propia de la persona y el carácter
del propio Dios.
D. CONSIDERACIONES
CUALIFICATIVAS
Al
declarar que la totalidad de la Biblia es la verdad y que está inspirada por
Dios, es preciso señalar que a veces la Biblia registra una mentira como tal
mentira; tal es el caso de la mentira de Satanás en Génesis 3:4. La Biblia
también registra las experiencias y razonamientos de los hombres, conforme
queda ilustrado en el Libro de Job y en el Eclesiastés. En ellos, lo que la
Escritura transcribe como palabras de sus personajes tiene que ser comprobado
por las claras afirmaciones de la verdad que se hallan extendidas por toda la Biblia.
De acuerdo con esto, algunas de las declaraciones de los amigos de Job no son
ciertas, y algunos de los pensamientos filosóficos del Eclesiastés no van más
allá de la sabiduría humana. Siempre que la Biblia establece un hecho como
cierto, es, desde luego, cierto, tanto sí procede del propio Dios como de revelación,
sean principios morales o un programa profético, o bien cuestiones de historia,
geografía o hechos que tienen relación con la ciencia. Es un fascinante testimonio
de la exactitud de la Palabra de Dios el que, aunque los autores no pudiesen anticipar
los descubrimientos científicos modernos ni utilizaron un lenguaje técnico, no contradicen,
sin embargo, cualquier descubrimiento que el hombre haya hecho y que sea
auténticamente cierto.
Existen
problemas en la Biblia que hacen surgir ciertas cuestiones. A veces, por falta
de información, la Biblia parece contradecirse a sí misma, como, por ejemplo,
en el relato de la curación de los ciegos de Jericó, donde diversos relatos
indican dos o un ciego (Mt. 20:30; Mr. 10:46; Lc. 18:35) y donde el incidente
parece haber ocurrido en otra parte fuera de Jericó (Mr. 10:46; Lc. 19:1).
Problemas de esta clase, no obstante, invitan a un paciente estudio y la
dificultad puede ser resuelta si todos los hechos nos fuesen conocidos. Por
ejemplo, existieron dos ciudades en Jericó: una antigua, la otra moderna.
Cristo pudo muy bien haber dejado una para entrar en la otra. Muchos supuestos
errores de la Biblia han sido perfectamente aclarados por descubrimientos y hallazgos
arqueológicos.
Realmente
nadie sabe lo suficiente como para contradecir los hechos registrados y las declaraciones
expuestas en la Biblia, tanto si se refieren a la creación del mundo, el origen
del hombre o si se extiende en determinados detalles de orden narrativo.
Adecuadamente
comprendida, la Biblia permanece como el monumento de la propia veracidad de
Dios y de la verdad, y puede ser creída como si el propio Dios hubiese hablado
directamente al individuo que lee la Escritura Aunque se han realizado intentos
para minar y destruir la Biblia, para aquellos que buscan la verdad respecto a Dios
continúa siendo la sola fuente de autoridad inerrable de la revelación divina.
PREGUNTAS
1.
Definir lo que significa la inspiración de la Biblia.
2. ¿Hasta
qué punto la Biblia está inspirada?
3. ¿Qué
quiere significarse por inspiración verbal y plenaria?
4. ¿Hasta
qué punto es infalible e inmune al error y qué significan estos términos?
5. ¿Cómo
se puede explicar que la Biblia refiere declaraciones falsas de los hombres?
6. ¿Hasta
qué punto se extiende la inspiración a las copias y traducciones de la Biblia?
7.
Definir la teoría de la inspiración mecánica e indicar por qué es inadecuada.
8.
¿Cuáles son los problemas de la teoría del concepto de la inspiración?
9.
¿Cuáles son los problemas de la teoría de la inspiración parcial o grados de inspiración?
10. ¿En
qué difiere el punto de vista neo-ortodoxo de la inspiración, del ortodoxo?
11. ¿Por
qué el punto de vista naturalista de la Biblia tiene que ser rechazado?
12. ¿Qué
enseñó Cristo concerniente a la inspiración de la Biblia?
13. ¿En
qué forma apoyan las anotaciones del Antiguo Testamento la inspiración de dicha
parte de la Biblia?
14. ¿Qué
indicaciones se dan en el Nuevo Testamento de que también está inspirado por
Dios?
15.
Discutir la declaración de 2 Timoteo 3:16.
16. ¿En
qué forma contribuye 2 Pedro 1:21 al método de la inspiración?
17.
Indicar el alcance en el cual la Biblia afirma su propia inspiración.
18. ¿Cómo
se relaciona la inspiración con la verdad de las experiencias humanas y sus razonamientos
según se halla ilustrado en el Libro de Job y en el Eclesiastés?
19. ¿Cuál
debería ser nuestra respuesta a las aparentes contradicciones de la Biblia?
20. ¿Por
qué es tan importante considerar el tema de la inspiración como un todo?